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Viernes, 29 Marzo 2024
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Durante toda la colonia únicamente en once ocasiones el Obispo de León realizó la visita canónica a Costa Rica.

La décima visita canónica a la Provincia de Costa Rica la realizó el Obispo Dr. don Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota (1775-1783), durante prácticamente todo el año 1782.

Su presencia comenzó en enero de 1782, estuvo en las Villas de Las Cañas, Bagaces y Guanacaste y continuó hacia Esparza, en donde estaba a inicios de marzo. A Cartago debió llegar en los últimos días de marzo o en los primeros días de abril. Visitó todas las Parroquias y doctrinas centrales y a mediados de diciembre salió de Cartago. Llegó a León en enero de 1783.

Para evitar los abusos que tenían lugar en las “piezas” de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, el Obispo ordenó que la imagen de la Virgen de los Ángeles se trasladara el 1º de agosto de cada año a la iglesia parroquial, en donde se celebraría la fiesta, prohibiendo que se celebraran comidas, cenas y bailes en dichas “piezas” -dando origen a la tradición de la “pasada”-. El 14 de agosto de 1782 declaró patrona de Cartago a la Virgen de los Ángeles, por petición de los frailes franciscanos y del Ayuntamiento de la ciudad.

El Obispo Tristán dispuso que se edificara en estas “piezas” una Escuela de gramática –la primera de la Provincia–; que fue inaugurada el 26 de noviembre de 1782 -estando aún el Obispo en Cartago- para lo cual hizo venir al P. José Antonio Bonilla desde León.

También por interés del Obispo se creó en Cartago en 1784 -posterior a la visita, pero fruto de ella- el Hospital de San Juan de Dios -que no corresponde al actual-, para la cual se pide la colaboración a la orden del mismo nombre, la cual envía al P. Pablo Bancos.

Sin embargo, ambas iniciativas del Obispo Tristán enfrentaron dificultades con las autoridades civiles, por lo que poco después fueron clausuradas; pero se manifiesta la preocupación del Obispo por la educación y la sanidad de la Provincia.

El cura de Heredia, don Juan Manuel López del Corral, el 18 de setiembre de 1782 pidió licencia al Obispo para erigir una ermita en La Lajuela. El mismo Obispo bendijo el oratorio, el 12 de octubre de 1782, para la atención de los barrios de Ciruelas, Poás, Río Grande y La Lajuela misma, siendo el origen de la ciudad de Alajuela o Villa Hermosa.

La pobreza de Costa Rica era extrema y sus efectos se dejaban sentir inclusive en el orden religioso, al punto que el Obispo constató la dramática situación en la que se encontraban la iglesia parroquial de Cartago -cerrada y abandonada, al punto que los oficios religiosos se celebraban en la iglesia de La Soledad-, las de San José o Villa Nueva, Esparza, Bagaces y Guanacaste; lo cual buscó corregir.

El Obispo Tristán constata que muchos fieles no cumplían con los preceptos anuales de confesión y de comunión, ni con la Misa dominical, en buena parte por la pobreza en que vivía la generalidad de los habitantes de la Provincia; pues el P. López del Corral le informó que en el Valle de Barva o de Heredia había muy pocas familias que tenían el vestido necesario para asistir a las celebraciones y por ello muchos se privaban de ello.

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