Entrevista al Dr. Juan Robalino, subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la UCR.
Ante los altos índices de pobreza y desempleo que enfrenta el país en medio de la crisis provocada por la pandemia, Eco Católico conversó con el economista Juan Robalino, subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Costa Rica (IIE). A continuación, un extracto de la entrevista:
Previo a la pandemia, la pobreza rondaba cerca del 21%, en 2019 incluso la tasa de desempleo estaba en 12,4% (la más alta de la década) ¿Qué tanta culpa tiene la pandemia de esto, si se tiene en cuenta que ya desde antes había un deterioro en la situación económica de los costarricenses?
El aumento de la pobreza se debe totalmente a la pandemia que causó que los hogares dejaran de consumir y que el gobierno implementara restricciones. Esto llevó a reducciones en el consumo de los hogares que hizo que se redujeran las jornadas de trabajo y pérdidas de puestos de trabajo. Estas pérdidas de trabajo se materializaron en menores ingresos para los hogares y a aumentos en los niveles de pobreza.
¿Qué consecuencias, además de las actuales ya de por sí dolosas para tantas familias, podría comenzar a experimentar el país, dada la situación económica?
El Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) reportó que la tasa de pobreza alcanzó el 26.2% de los hogares del país. Además, que, si no se consideran los ingresos por la emergencia sanitaria, la tasa de pobreza habría alcanzado el 30.4%. Los pronósticos del Instituto de Investigaciones de Ciencias Económicas en mayo para el peor escenario fueron de una tasa de pobreza del 29.8% sin considerar los aumentos en las ayudas (comparado con un 30.4% que encontró el INEC) y que tomando en cuenta el bono proteger la pobreza de ese mismo escenario podría reducirse a 25.8 (comparado con el 26.2% que encontró el INEC).
Los pronósticos de la Universidad de Costa Rica fueron muy cercanos a lo que encontró el INEC en Julio. Estos resultados son muy preocupantes ya que, primero, se materializó el peor escenario (ver figura de abajo con los pronósticos del IICE) y, segundo, la cobertura del bono se ha reducido substancialmente, lo que sugiere que en estos momentos estamos más cerca del 30.4% que del 26.2% de julio. Esto es especialmente preocupante para la zona Chorotega y la Pacífico Central donde, sin ayudas, la tasa de pobreza podría alcanzar niveles del 37.2% y del 41.8% respectivamente.
¿Cuánto tiempo podría tardar una recuperación para Costa Rica?
Los efectos de la pandemia duraran muchos años.
Primero en el corto plazo la recuperación va a ser muy lenta debido a que el gobierno no puede aplicar medidas contracíclicas para salir de este problema debido a que el problema fiscal se empeoró significativamente también debido a la pandemia (caídas en la recaudación de impuestos por la caída en la producción y aumentos en el gasto, debido a las ayudas que se debieron implementar y al aumento en el gasto luchando contra la pandemia).
Esto significa que inclusive podría ser que el gobierno tenga que implementar algunas medidas en contra de la recuperación, ya que debe resolver su problema su fiscal. Esto hará que la recuperación dure más de lo esperado. Sin embargo, uno de los problemas más grandes es en la parte de la educación. No está claro cuántos estudiantes en el sector público se han mantenido estudiando. La falta de contacto con los estudiantes podría llevar a aumentos en la deserción y para los que se queden, reducción en la calidad de aprendizaje. Esto va a tener efectos negativos en el largo plazo ya que la población será menos educada y habrá efectos en la productividad del país.
Con este escenario ¿qué alternativas tiene el Estado y los costarricenses para hacer frente a la crisis?
Como mencioné, las medidas son bastante limitadas. En una situación con un balance fiscal más positivo, el gobierno habría tenido instrumentos para reactivar la economía a través de reducciones en impuestos y aumentos en el gasto. Estos dos elementos llevarían a aumentos en la producción. Sin embargo, el costo de financiar estas políticas en este momento es demasiado alto debido al nivel de endeudamiento del gobierno. Para reducir estas cifras hay tres alternativas. Primero, hay que generar protocolos que permitan que el consumo de los hogares llegue a los niveles que existían antes de la pandemia, esto va a llevar a niveles más altos de empleo y por lo tanto reducir los niveles de pobreza. Es decir, hay que buscar incentivar el consumo de los hogares sin que aumente el contagio. Segundo, hay que buscar mejorar la focalización de los programas sociales para asegurarse que los hogares que reciben los subsidios son los que realmente necesitan y evitar llegar a tasas de pobreza del 30%. Finalmente, cambios en la estructura de impuestos que reactiven la economía sin empeorar la situación de los más vulnerables sería otra opción.
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