Face
Insta
Youtube
Whats
Sábado, 26 Abril 2025
Suscribase aquí
Image

Un sueño de esperanza: encuentro con santos en las montañas de Aserrí

By Willy Chaves Cortés, OFS Orientador Familiar, UJPll / Máster en Comunicación Política, UCR Abril 06, 2025

Era un día de abril, y como franciscano seglar, mi rutina incluía la oración diaria, la meditación y el rezo del Santo Rosario.

Sin embargo, ese día, mi corazón estaba pesado por la tristeza y el miedo. Las crisis de pánico que sufría, agravadas por la diabetes y el tumor cerebral que me había sido diagnosticado, parecían insuperables. Buscando consuelo, decidí ir a una hermosa montaña en Aserrí para rezar el Rosario.

Me senté bajo un imponente ciprés, dejando que la naturaleza me abrazara mientras intentaba encontrar paz en la oración. En medio de mi lucha interna, el cansancio me venció y caí en un profundo sueño. Lo que ocurrió a continuación fue un encuentro extraordinario que cambiaría mi perspectiva.

En mi sueño, apareció mi buen amigo y consejero, don Marvin Danilo, un sacerdote santo que ha sido mi guía espiritual. Con una sonrisa serena, comenzó a hablarme sobre varios santos que habían enfrentado el desafío de la diabetes. Me recordó que no estaba solo en mi sufrimiento y que la fe podía ser una poderosa aliada en tiempos de crisis.

De repente, me vi llegando a una humilde ermita. Al entrar, descubrí a un sacerdote sentado, que me pidió que me acercara. Con sorpresa, reconocí que era San Josemaría Escrivá, a quien tanto veneraba y a quien me había encomendado mis oraciones. Con una paz que solo un santo podría transmitir, me escuchó con atención y compasión. 

Le compartí mis miedos: la diabetes me aterraba y las ideas de suicidio habían cruzado mi mente. En lugar de juicios, recibí palabras de amor y esperanza. San Josemaría me habló sobre la dignidad del sufrimiento y cómo cada cruz puede ser transformada en un camino hacia la santidad. Me aseguró que, como parte de su misión, rezaría por mí, pidiéndole a Dios un milagro de sanación.

Al salir de la ermita, sentí una profunda transformación. Caminando, el hambre me llevó a una casa en la colina. Al pedir agua, una amable monja me atendió. Me sorprendió que me dijera: “Usted no es de aquí”. Al explicarle que andaba rezando, me invitó a un café y unos panes recién horneados. Su calidez era reconfortante.

Se presentó como Madre Paulina del Corazón Agonizante de Jesús. Al compartirle mi historia, me ofreció rezar en su capilla. Con cada palabra, su fe me iluminaba.

Me habló de su propia lucha con la diabetes y cómo había encontrado ayuda en un monje que conocía hierbas para la enfermedad. Al final de nuestra conversación, también me prometió rezar por mi curación, pidiéndole a Dios que me concediera la gracia de sanar.

Con el cielo oscureciéndose y la lluvia a punto de caer, seguí el consejo de Madre Paulina y me dirigí al monasterio que ella mencionó. Al llegar, llamé a la puerta y un monje amable me atendió.

Me invitó a pasar y, sorprendido, me dijo que llamaría al hermano que yo buscaba. Casi me desmayo al ver que era San Rafael Arnaiz Barón, a quien don Marvin Danilo tantas veces había mencionado.

Al contarle mis miedos y temores sobre la diabetes, San Rafael me habló de los milagros que había presenciado y de cómo la fe podía sanar el alma y el cuerpo. Me invitó a caminar y rezar con él, como si un ángel me acompañara. Su presencia era reconfortante y me llenaba de esperanza.

A medida que avanzábamos, mis temores se desvanecían. San Rafael compartía historias de su vida, de sus sufrimientos y de cómo había encontrado alegría en medio de la adversidad. Cada palabra resonaba en mi corazón, recordándome que el sufrimiento tiene un propósito y que la fe puede llevarnos a lugares de paz.

Desperté de aquel sueño sintiendo una profunda renovación. La tristeza y el miedo no habían desaparecido por completo, pero la luz de la fe había penetrado en mi ser. La experiencia me enseñó que, aunque las luchas son reales, la esperanza y la comunidad de santos siempre están a nuestro lado, guiándonos en el camino.

La vida de San Josemaría Escrivá, con su enfoque en la santidad en la vida cotidiana, me inspiró a buscar la alegría incluso en mis momentos más oscuros. La historia de San Rafael Arnaiz Barón, quien vivió su enfermedad con una profunda fe y amor a Dios, me recordó que la verdadera fortaleza proviene de la confianza en el Señor.

A través de mi sueño, comprendí que no estoy solo en mis luchas. La conexión con estos santos, que también enfrentaron sus propios desafíos, me dio la fuerza necesaria para seguir adelante.

Mientras continúo mi camino, me aferro a la fe y a la esperanza, sabiendo que siempre hay luz, incluso en los momentos más oscuros. Y en lo más profundo de mi corazón, siento que sus promesas de rezar por mi curación son un testimonio del amor de Dios y de los milagros posibles en mi vida.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Image
Planes de Suscripción Digital
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad