Existen gastos que son innecesarios y que pueden llegar a afectar las finanzas personales y familiares, por ello, es recomendable disminuir o, en la medida de lo posible, eliminar aquellos gastos que pueden abarcar una porción del dinero y que puede ser invertido en la cancelación de otros pagos o para el ahorro. Una recomendación es clasificar los gastos por categoría en fijos, necesarios, esporádicos o innecesarios.
Manejar deudas y obligaciones dentro de las posibilidades
Al momento de adquirir una deuda u obligación se debe valorar de previo la capacidad de pago, las deudas no deben superar el 50% de los ingresos. Es importante evaluar, no sólo la situación económica actual y futura, sino también las diferentes opciones que ofrece el sector financiero cuando requiera financiamiento. Una deuda puede desequilibrar las finanzas y comprometer la economía personal y familiar si no se cuenta con los recursos económicos necesarios para afrontarla. Por ello, es indispensable analizar el presupuesto para determinar el monto de cuota que estaría en posibilidades de pagar mes a mes.
Adquirir el hábito del ahorro para cubrir imprevistos futuros y para alcanzar metas
Crearse la disciplina de ahorrar es una de las mejores opciones para mantener finanzas sanas, pues se evita el endeudamiento y le permite contar con un dinero extra en caso de algún imprevisto, cubrir algún gasto a corto o mediano plazo como el pago del marchamo, la compra de los útiles escolares, entre otros, o bien, cumplir esos otros objetivos.
El uso moral del dinero
El dinero no es ni un bien ni un mal, desde un punto de vista moral. De hecho el dinero es una realidad material que, en cuanto creada por Dios, es de por sí buena. Es un medio de intercambio, cuyo valor viene determinado convencionalmente por la sociedad.
Es sólo en referencia a la persona que el dinero puede convertirse en un bien o un mal. Esto depende de cómo la persona lo adquiere: ¿honestamente, o robando o engañando?
De cómo uno se relaciona con el mismo: el dinero es un valor y tiene gran relevancia en la vida humana, pero no debe llegar a ser el valor principal ni el único ni el mayor del hombre, quien debe evitar en cualquier modo hacerse esclavo del dinero.
Y finalmente, cómo lo usa. ¿Y cuándo el uso del dinero es moral? Cuando la persona lo usa consciente de ser un administrador, dándole el justo peso y valor: los bienes materiales son medios, no son el fin de la vida del hombre.
Además, cuando se usa para el propio bien, para el bien de la propia familia, para hacer el bien al prójimo teniendo en cuenta varios criterios, como: los gastos obligatorios para lo indispensable, necesario; la exigencias discrecionales; la necesidad del ahorro en vista de las necesidades futuras (aunque confiándose en la Providencia divina); las necesidades ajenas, sobre todo cuantos son incluso privados de lo necesario e indispensable para vivir, respetando el “destino universal”: en el sentido que los bienes de este mundo deben servir para que a ninguna persona le falte lo necesario.
Fuente: Catholic.net