El entusiasmo es sentir interés y placer al hacer las cosas, sustituir una actitud pasiva frente a una activa y motivada, hacer todo con un buen ánimo y que resulte agradable cumplir las tareas, perseguir los sueños y no abandonar el camino que lleva hasta ellos.
Hay personas que amanecen con una energía incontenible, otras apenas pueden levantarse. Esa virtud misteriosa es como el poder transformador del viento, invisible pero con efectos visibles y ante el cual hasta las hierbas se inclinan. Si lo real es un río, el entusiasmo es la nave que despliega libremente su energía. Más que una cualidad es un estado de ánimo que no necesita ver para creer, porque su fe mueve montañas.
Entusiasmo es distinto del optimismo. Mucha gente confunde el optimismo con el entusiasmo. Optimismo significa creer que algo favorable va ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los hechos que ocurren. En cambio el entusiasmo es acción y transformación, es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas.
En ocasiones las personas tienen sueños y emociones muy superficiales y el entusiasmo siembre brota de una mente positiva. Es necesario creer en la fuerza que Dios infunde en cada uno, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea.
En la vida todos debemos ser entusiastas, pero para ello debemos saber cual es nuestro propósito en la vida, el para qué y el por qué. Hay que estar enamorados de nuestras metas, ser apasionados en lo que queremos y hacemos. Dice el dicho “Si creemos podemos, si podemos creemos”.
Para tener entusiasmo hay que saber enfocarse en lo que nos apasiona, nos enriquece, nos levanta el espíritu nos llena de fuerza y nos permite dar la milla extra, convertir lo invisible en visible, lo difícil en fácil y lo imposible en posible.
Hay que revisar nuestro nivel de entusiasmo por lo que deseamos en la vida, no importa las piedras en el camino, si usted cree que puede y se encomienda a Dios, lo podrá lograr.
Es importante no rendirse, siempre estar recargando esa batería, que se puede descargar y es válido, siempre hay bajonazos de autoestima, lo importante es no desistir, persistir, recordemos que la mano de Dios siempre nos sostiene cuando todos se han ido.
Por cada minuto negativo que usted pasa necesita 11 minutos positivos para volver a la normalidad. Esté atento a los comentarios que le pueden sabotear, desalentar o frustrar. Su tarea es tener un mantenimiento preventivo para cuando lleguen esos momentos difíciles podamos reenfocarnos en lo que nos da fuerza, en lo que nos llena de energía y de confianza.
Es vital además rodearse de personas positivas que nos animen, den fuerza y siembren esperanza para que crezca fuerte en el lugar donde la duda y el miedo invaden.
Las personas, familias o comunidades que tienen gente de calidad a su lado, calidad de comunicación y calidad en los resultados que consiguen serán siempre entusiastas y el motor para aquellos que empiezan la vida o quieren una segunda oportunidad para continuar en este viaje.
No importa como haya sido su pasado, el futuro viene y para bien, pero la decisión es suya, de luchar por lo que quiere, nadie lo hará por nosotros.