A San Pablo VI le tocó vivir una época de duros acontecimientos, el mundo se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial, las tensiones de la Guerra Fría llegaban a sus puntos más altos, ocurría la Guerra de Vietnam, la secularización… y también tuvo que hacer frente al Concilio Vaticano II que presentaba grandes retos y propuestas.
Pablo VI, un Papa en la tempestad, es una película para la televisión realizada en 2008 en dos episodios, cuenta algunos acontecimientos en la vida del pontífice, desde sus años como sacerdote hasta su fallecimiento en 1978.
Esta producción italiana es dirigida por Fabrizio Gifuni, quien anteriormente tuvo a su cargo Clara y Francisco (2007) y Teresa de Calcuta (2003).
Buena parte del filme expone sobre las dificultades y conflictos a lo interno de la Iglesia durante la celebración del Concilio Vaticano II iniciado por Juan XXIII.
Alberto Mateos de El Camino de Emaús reseña que se tocan muchos asuntos, sin embargo, el argumento no profundiza demasiado en ninguno, “por este motivo y algunas licencias dramáticas, la cinta no fue acogida con demasiado entusiasmo en su pase especial en El Vaticano, al que asistió Benedicto XVI”.
No obstante, agrega que “el principal interés de la propuesta está en su retrato interior de Montini, pues la trama se adentra en la soledad y la aflicción de un Papa incomprendido, a la par que enfrentado a multitud de problemas”.
“El conjunto es irregular, pero tiene un indudable valor a la hora de dar a conocer la figura de Pablo VI”, concluye Mateos.
San Pablo VI fue canonizado por el Papa Francisco el 14 de octubre de 2018. Es reconocido por su liderazgo frente al Concilio Vaticano II, el fomento del ecumenismo y se le conoció como el Papa peregrino, pues fue el primero que visitó los cinco continentes.
“Se le recuerda como un hombre brillante y profundamente espiritual, humilde, reservado y gentil, un hombre de “infinita cortesía”, según menciona Aciprensa.
Escribió una encíclica sobre el celibato titulada: “Sacerdotalis celibatus”; fue un defensor de la vida, precisamente escribió la Encílica Humanae Vitae, en la que trató temas como el control de natalidad y el matrimonio.
Es muy recordada su Encíclica Populorum progressio, donde habló sobre el desarrollo de los pueblos y la dignidad del trabajo.
Falleció el 6 de agosto de 1978, día de la Solemnidad de la Transfiguración del Señor. Su fiesta es el 29 de mayo, que es la fecha de su ordenación sacerdotal, ocurrida en 1920.
