Antonia ha llegado entender el sentido de la enfermedad y muerte de su hijo y todo el bien que ahora desde el cielo está haciendo. “Todo fue por el diseño de Dios. Dios había elegido a Carlo como un ejemplo para los jóvenes en este período de la historia”, dijo.
La madre de Carlo también ha revelado que Carlo recibió algunas experiencias místicas que lo condujeron a la Eucaristía a edad muy temprana. “Si creo que recibió gracias especiales. No habló mucho sobre esto, pero si me dijo que cuanto estaba frente a la Sagrada Eucaristía, sentía su alma elevada de alguna manera. Dijo que la sensación que tenía muy a menudo era como estar frente a una fuente que llevaba su alma a grandes alturas. Dijo que era como ser transportado. Cristo en la Eucaristía lo capturó”, agregó ella.
Con lo anterior podemos comprender esta famosa frase del beato; “La Eucaristía es mi autopista al cielo”. Aunque Carlo era un niño especial, su madre tampoco ha ocultado sus defectos y más bien ha dicho que él luchaba contra ellos. Sobre el tema ha dicho: “No tienes que mirar a Carlo como perfecto. Era un niño muy conectado a tierra. Era un hijo de su tiempo. Jugó con PlayStation, etc. También entendió, sin embargo, que estas cosas como la computadora podrían reclamar una especie de tiranía sobre su alma. Podrías volverte adicto, esclavo de estas cosas. Se podía perder tanto tiempo y Carlo siempre tuvo la sensación de que no podía perder el tiempo. Entonces se impuso a sí mismo que solo podía jugar en PlayStation una hora por semana. Esto te da una pequeña idea de Carlo”. También ha hablado de que era perfeccionista pero no obsesivo, que le encantaba comer y se impuso la templanza, hablaba mucho y vio que le costaba moderar esa parte. Era el “payaso de la clase” y también vio que debía moderarlo.
Dios al elegir a Carlo también eligió a sus padres con la misión de traerlo al mundo y regalarlo a la Iglesia. Es de reconocer que doña Antonia está ahora trabajando junto a Carlo al ser testigo de su corta vida y acercándonos a todos a la intimidad y espiritualidad de su hijo. ¡Qué sorpresa de Dios para esta mujer y esta madre! Dios sigue mirando a las mujeres con ternura.