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Todos al servicio del bien común

By Mons. José Manuel Garita. - Obispo de Ciudad Quesada Mayo 12, 2021

Cada vez más se intensifican las intenciones de distintas personalidades y partidos políticos con miras al proceso electoral que Costa Rica vivirá en febrero del año 2022. Ciertamente nos separan pocos meses, pero se requiere una conciencia, también cada vez más fuerte, para trabajar por el verdadero bien común.

Hay distintas problemáticas que han aumentado con el paso de la pandemia provocada por el COVID-19, y también hay temas país que se discuten, por lo que, el llamado “año electoral” no puede ser foco de distracción para no tomar las decisiones que el país necesita.

Desde luego, en nuestra vida democrática es importante el concurso y la pluralidad de propuestas para acceder a los puestos de elección popular, esto enriquece a la democracia. Al mismo tiempo, los electores tienen el deber de ir conociendo estas propuestas para realizar un voto responsable.

Este año electoral se enmarca en el segundo siglo de vida independiente que celebrará pronto nuestro país.

Debemos, por ende, entre todos, fortalecer esos valores que han hecho grande a Costa Rica; no es cuestión solamente de quienes dejarán el poder el próximo año o de quienes lo pretenden y lo asumirán a partir de mayo de 2022. La responsabilidad patriótica es de todos si queremos un desarrollo integral.

Ya el Papa Francisco en su Encíclica Fratelli tutti nos decía, en el número 66: “Es un llamado siempre nuevo, aunque está escrito como ley fundamental de nuestro

ser: que la sociedad se encamine a la prosecución del bien común y, a partir de esta finalidad, reconstruya una y otra vez su orden político y social, su tejido de relaciones, su proyecto humano”.

No es solo cada cuatro años que debemos reconstruir las bases de nuestra nación; en realidad, tras 200 años de vida independiente, debemos fortalecer todo aquello que le ha hecho bien a la sociedad.

Más allá de quienes alcancen los puestos de elección popular, siempre y de manera constante, debe estar la idea clara de elegidos y electores por mejorar las condiciones de vida en que nos encontramos, de ser solidarios, de alcanzar desarrollo integral, de pensar en el bien de nuestros hermanos.

Luego de atravesar meses realmente difíciles por causa de la pandemia, debemos sentirnos cada vez más hermanos, necesitados unos de otros y, por consiguiente, pensar en forjar un futuro que sea mejor para todos.

Traigo a colación estas palabras del Santo Padre: “ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado” (Fratelli tutti, número 35).

Por la trascendencia de este año, por el momento crucial que vivimos, por las consecuencias que ha dejado el COVID-19, todos estamos llamados a servir para alcanzar el bien común.

Que Dios nos proteja, nos guíe e ilumine en los días venideros; que nos ayude a tener esa conciencia de fraternidad y solidaridad, para trabajar por un mejor país.

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