Lamentablemente, entre estas 32 naciones no figura Costa Rica. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores “la Misión Permanente de Costa Rica en Ginebra no recibió ninguna información ni invitación alguna a sumarse al Consenso de Ginebra. La primera noticia que se tuvo sobre dicho tema fue por medio de información de prensa, el día 22 de octubre”. En otras palabras, según lo que indica el Ministerio, mejor dicho, nuestro país ni se enteró.
Y digo más: lamentablemente Costa Rica no figura ni está al frente de propuestas de este tipo, a pesar de que, en el pasado, sostuvo una clara defensa por la vida antes de nacer. Por el contrario, recordamos cómo el 6 de mayo pasado, nuestro país sí se unió a cerca de 60 naciones que firmaron una declaración conjunta sobre la protección de la salud y los derechos sexuales y reproductivos y la promoción de la perspectiva de género en la pandemia del Covid-19.
Esa Declaración, que sí firmó Costa Rica, nacía de la preocupación del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés) la cual indicaba que: “47 millones de mujeres podrían perder su acceso a anticonceptivos, lo que provocaría 7 millones de embarazos no planeados en los próximos meses” en medio de la pandemia provocada por el
Covid-19. Había entonces, una intención clara, de evitar esos nacimientos. Como dije en su momento, se ve a los seres no nacidos como seres de descarte.
Por el contrario, la Declaración de Ginebra indica el compromiso de las naciones por “mejorar y garantizar el acceso de las mujeres a los avances en materia de salud y desarrollo, en particular de salud sexual y reproductiva, que siempre deben promover una salud óptima, el grado máximo de salud que se pueda lograr, sin incluir el aborto”.
La Declaración de Consenso de Ginebra es de dos páginas, trata sobre la protección de la salud de la mujer y el fortalecimiento de la familia. Entre algunas naciones que firmaron se encuentran Estados Unidos, Brasil, Egipto, Hungría, Indonesia y Uganda.
Estos países reafirmaron que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”; además, que “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales”.
Estos principios están consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y, en media pandemia, estos países nos los recuerdan.
Si algo ha debido enseñarnos la pandemia, que no termina aún, es que toda vida cuenta. Si esto no se termina de entender, si no se dejan de lado las ideologías, si no se deja el camino del descarte y las políticas contra los adultos mayores, contra los seres no nacidos, no habremos aprendido nada, y la sociedad estará condenada a morir.