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“Cristo, comunicador del Padre”

By Pbro. Glenm Gómez A. Abril 13, 2023

“Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad." (Juan 1, 14) 

Con su ardor por transmitir la Buena Nueva: “Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades porque para esto he sido enviado"(Lucas 4,43), Cristo se nos presenta como el “comunicador” del Padre y en su estilo destaca la tolerancia, la paciencia, la solidaridad, la misericordia y la franqueza: “Él, Palabra eterna hecha carne, al comunicarse, manifiesta siempre respeto hacia aquellos que le escuchan, les enseña a comprender su situación y sus necesidades, impulsa a la compasión por su sufrimiento y a la firme resolución de decirles lo que tienen necesidad de escuchar, sin imposiciones ni compromisos, engaño o manipulación.”[1]

Dios comunica en Jesús su propia vida divina y “Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que esta.”[2]  El Señor presenta un método de comunicar, tanto de fondo como de forma, mediante el cual, llegando a la conciencia personal del hombre, se deja en ella el impacto de gestos y palabras que le interpelan, pues, revelan al Dios vivo: "la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo"(Juan 1,17).

La kénosis del Hijo de Dios, su vaciamiento, ese humillante abajamiento del que nos habla el apóstol san Pablo (Cf. Filipenses 2,5-8), le permite a aquel que, por voluntad, asume la “condición de siervo”, comunicarse sin obstáculos, “desde la llanura”, con el género humano.

Si la Iglesia lleva en lo profundo toda la kénosis de Cristo, como nos dice el papa Francisco, nuestra comunicación sería en verdad efectiva, pues no tendríamos miedo de acercarnos y “tocar las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo del Señor… una Iglesia humilde y pobre, huyendo del riesgo del orgullo, de la arrogancia, de la autosuficiencia.” [3] Aún más, “la kénosis de Cristo implica abandonar la virtualidad de la existencia y de los discursos para escuchar el ruido y la cantinela de gente real que nos desafía a crear lazos". [4]

Desde la teoría de la comunicación, el camino que el Señor presenta, paradójicamente, es más afín a una comunicación horizontal, a saber, aquella que se pone en práctica entre individuos que ostentan un mismo rango o nivel de jerarquía. No debería inquietarnos dicho estilo, tomando en consideración su propuesta: “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo" (Mateo 20,25-27).

Algunos rasgos de esta comunicación horizontal, caracterizada por el encuentro y el diálogo son los siguientes:

  1. Escucha al otro: “Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. (Cf. Marcos 10,46-52)
  2. Es claro y conciso al transmitir su mensaje: “Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas.” (Mateo 7,28-29)
  3. Sus palabras, relatos, señales y gestos no verbales son convincentes: “Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo este esa sabiduría y poderes milagrosos?” (Mateo 13,54)
  4. Es empático: "Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor." (Mateo 9,36)
  5. Es humilde y no busca privilegios: «Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón». (Mateo 11, 29)
  6. Involucran a la audiencia en la discusión, alentando a otros a expresar sus pensamientos: “Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas…” (Marcos 8, 27-33)

 

 [1] Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, n. 13

[2] Cf. Catecismo de la Iglesia n. 65

[3] Papa Francisco, Mensaje a los Obispos Centroamericanos, 23 de enero del 2019

[4] Idem

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