El P. Domingo de San Pere Riudebitlles (1882-1936), había llegado cuatro años antes a Costa Rica, donde permaneció durante casi dos décadas. Más adelante, este valiente capuchino habría de rubricar con su sangre la verdad del evangelio que en ese momento le anunciaba al pueblo de los “achioteros”.
Efectivamente, en 1936 entregó su vida heroicamente por Cristo, bajo las balas fratricidas de los marxistas, en la persecución religiosa que se desató durante la guerra civil española. Su santidad fue públicamente reconocida cuando fue beatificado el 6 de noviembre de 2021.
¿Qué hizo el P. Domingo durante los diez días que permaneció en Moravia? Es difícil decirlo con exactitud, pero sí lo podemos aproximar con bastante probabilidad ya que sabemos cómo era la forma típica en que se desarrollaban en esa época las misiones populares, particularmente las de los capuchinos.
En general, las misiones consistían en la predicación de sermones doctrinales (exposición de las verdades fundamentales de la fe) y morales (exhortaciones a la conversión).
A lo anterior hay que sumarle la celebración de los sacramentos: largas jornadas de confesiones, la celebración de la Eucaristía con “comunión general” (en ese tiempo no se acostumbraba comulgar frecuentemente) y, a veces, matrimonios de personas que vivían en unión libre. No podían faltar ejercicios de piedad, tales como la adoración eucarística, el rezo del rosario, el vía crucis, procesiones, etc.
Particularmente, las misiones de los capuchinos se ponían bajo el patrocinio e intercesión de la Virgen María bajo el título de “Divina Pastora”. Por ende, las manifestaciones de piedad mariana, en esta advocación, eran parte fundamental de sus misiones.
En todo esto podemos visualizar al beato Domingo de San Pere de Riudebitlles durante esos días de misión por tierra moraviana.
En los próximos artículos daremos algunos datos adicionales sobre su paso por nuestro país y su martirio.