Face
Insta
Youtube
Whats
Jueves, 25 Abril 2024
Suscribase aquí

Empuñando las armas de Dios: La Medalla Milagrosa

By P. Charbel EL ALAM - Orden Maronita Libanesa Septiembre 21, 2022

En artículos anteriores he deseado reforzar el valor incontable y la riqueza espiritual del Santo Rosario, al mostrar aspectos varios que además lo distinguen como un arma poderosa para la vida diaria del cristiano. Durante su misión apostólica, San Pablo instruyó a los habitantes de la comunidad de Éfeso acerca de herramientas de protección a las cuales debemos asirnos para sobrellevar y enfrentar tiempos de dificultad y lucha espiritual: “Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes”. (Ef 6, 13)

Hoy quiero complementar esta significativa enseñanza con una reflexión acerca de la Medalla Milagrosa, cuya fiesta celebra la iglesia el 27 de noviembre. La Santísima Virgen María siempre atenta, celosa y vigilante a las necesidades de sus hijos, al igual que en aquellas bodas en Caná de Galilea, se apareció a Sor Catalina Labouré mientras realizaba su meditación en la capilla del convento de las religiosas vicentinas en Francia. Primero vio Catalina como dos cuadros vivientes, fundidos ambos, y en los cuales la Virgen está de pie sobre medio globo terráqueo, aplastando sus pies una serpiente. En el primer cuadro, lleva la Virgen en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo. Oye Catalina: “Esta bola representa al mundo entero y a cada persona en particular”.

En el segundo, salen de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Al mismo tiempo Catalina oye una voz que dice: “Estos rayos son el símbolo de las gracias que yo consigo para los hombres”. Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó una aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y una voz dijo a Catalina: “Haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias”.

Permanece vivo en mi recuerdo el primer encuentro que tuve con La Medalla Milagrosa en la Navidad de 1991, a mis 12 años, mientras vivía en Francia. Imposible es describir a plenitud la sensación de gozo absoluto y acompañamiento celestial que experimenté al momento en que coloqué en mi cuello una cadenita con aquel -en apariencia- sencillo disco ovalado de metal, pero cuya estimación infinita y sin comparación, provenía directamente de las hermosas palabras y promesas de Nuestra Señora misma: “Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias”.

Me es pertinente citar a San Maximiliano M. Kolbe, quien tenía la hermosa costumbre de repartir La Medalla Milagrosa a quien deseaba tenerla, y que al respecto expresaba: “Entre los medios más importantes se encuentra la Medalla Milagrosa. ¡Cuántas conversiones ha conseguido! Todos la llevamos como prueba de nuestra entrega a la Inmaculada. Y la oración, que Ella misma nos enseñó al revelarnos la medalla: Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que confiados a Ti recurrimos y añadamos: y también por quienes a Ti no recurren, especialmente … por quienes se han encomendado a nuestras oraciones”.

Dilucidar las Sagradas Escrituras es, así mismo, punto focal de interés que nos lleva a comprender mejor el misterio de este regalo celestial y de su riqueza teológica. En el Antiguo Testamento, el pueblo acude a Moisés: “Hemos pecado por haber hablado contra el Señor y contra ti. Intercede ante el Señor para que aparte de nosotros las serpientes” Moisés intercedió por el pueblo. El Señor le pide a Moisés hacer una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida. (Cfr. Núm 21, 7-9) Relacionamos estos versículos bíblicos con la aparición de nuestra de Señora en la capilla diciendo estás palabras a Santa Catalina: “Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza”.

Bendigo al Señor que me permitió volver en el verano del 2009 a visitar aquella capilla majestuosa situada en Rue du Bac, París, movido según la petición de la Virgen a Catalina Labouré: “Venid al pie de este altar, aquí las gracias se derramarán sobre todos”. Y para las ocasiones en que no podemos físicamente presentarnos en los sitios exactos donde se han llevado a cabo tantas manifestaciones del cielo, sabemos que Dios escudriña los corazones y se complace en la docilidad de las almas a escuchar, acatar y poner en obra sus llamados y los de su Madre en donde sea que se encuentren, pues “la obediencia vale más que el sacrificio” (cfr. I Sam 15, 22), ya que Dios ha dispuesto que todos los seres humanos caminemos por senderos de obediencia. “Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no desprecies la lección de tu madre: corona graciosa son para tu cabeza y un collar para tu cuello”. (Proverbios 1, 8-9)

La Virgen Santa quiere renovar su invitación a las almas fervientes y hacer concentrar sus ojos y corazones hacia sus manos, de las que siguen brotando rayos de luz: “Oh María concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Esta divina jaculatoria se puede repetir después de cada misterio del santo Rosario. Así tendremos siempre presente en nuestra oración diaria esta sencilla y sublime oración que los labios de la Virgen pronunciaron.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad