Álvaro Alvarado Espinoza es un artista que recibió un don del Señor, como él mismo dice. El año pasado realizó su primera obra en madera: el Cristo Resucitado que se encuentra en la Capilla del Colegio Agropecuario de San Carlos. Actualmente está trabajando en un Vía Crucis también en madera que se instalará en ese mismo templo.
Desde muy joven se sintió atraído por lo espiritual, particularmente la devoción mariana está muy presente en la vivencia de su fe. Es la espiritualidad la que lo inspira y lo empuja, como él dice, a hacer estas obras. “Desde muy chico quería expresar ese cariño que tengo por Dios”, asegura.
Cuenta que cuando hizo aquel pasito de pequeño no conocía la técnica para trabajar en barro, “solo me dejé llevar por ese deseo de expresar el amor”, declaró.
Primero comenzó con la pintura y el dibujo, de manera autodidacta. Contó que una vez matriculó un curso con el objetivo de aprender más y trabajar sus deficiencias, pero a la tercera semana de clase la profesora más bien le ofreció trabajar con ella en su taller, pues no tenía mucho que enseñarle.
No obstante, para ganarse la vida, Álvaro se ha dedicado al campo, a cuidar ganado, ordeñar vacas, construir cercas… Hasta hace un par de años, mientras trabajaba para el Colegio Agropecuario, se necesitaba una imagen y él propuso hacer una del Cristo Resucitado en cedro para la capilla.
El Cristo Resucitado
Antes de esto nunca había hecho una escultura, pero afirma que el Señor siempre le ha ayudado a salir adelante. En resumen, en la institución confiaron en él, y él confió en el Señor. “Si yo hubiera tenido noción de en qué me estaba metiendo quizá no lo hubiera hecho (…) Me hubiera paralizado”, afirma.
El año pasado, en medio de la pandemia, Alvarado tituló su obra: “Jesucristo, corona nuestra esperanza”. Presenta a Nuestro Señor en los instantes de su Resurrección, como recién levantado y ascendido al cielo, suspendido en el aire, sostenido por los lienzos sagrados que se desenvuelven.
Además, con una mano señala hacia cielo al Padre y otra hacia abajo a la humanidad, unión de las dos realidades, la divina y la humana, Jesucristo que con su Resurrección redime a la humana y la une a Dios.
“Todo ha sido de una manera autodidacta, he tenido que ingeniármelas para descubrir técnicas, porque uno encuentra vacíos en el camino, pero he podido suplirlos, me rindo ante la gracia de Dios en este camino artístico. Dios me ha impulsado y él me ha capacitado”, aseguró.
Alvarado reflexionó sobre los místicos y la idea de la infancia espiritual. “No busqué a Dios, Él me invadió de un sentimiento y un cariño hacia madre, puedo decir que había una mística que me envolvió y puso la semilla para honrarles en todo lo soy y ahora hago a través del arte”, dijo.
Habló también sobre su inquietud para que haya más arte religioso en el país y que en vez de hacer solo réplicas o artesanías se cree un arte nuevo, fresco, que hable de la experiencia espiritual.
Vía Crucis
El Cristo Resucitado hecho en madera, por así decirlo, fue como su trabajo de graduación como escultor. Con la confianza puesta en el Señor y en don que ha recibido, aceptó el encargo par crear un Vía Crucis en madera.
Para esta ocasión optó por una decoración con un marco estilo barroco y figuras con detalles realistas. Escogió dos tablas de madera para hacer todo el conjunto, es decir, no trabaja cada escena en una pieza aparte.