A los periodistas una vez más el Pontífice mencionó los tres elementos del trabajo periodístico, “que quizás cada vez se utilizan menos, pero que aún tienen mucho que enseñar: cuaderno, bolígrafo y mirada”.
El cuaderno. Primer elemento, escribir, anotar lo que vemos. Anotar, escribir sobre un hecho, siempre implica un gran trabajo interior. El cuaderno, dijo Francisco, nos recuerda la importancia de escuchar, sobre todo, dejarse traspasar por lo que sucede. El periodista nunca es un contable de la historia, sino más bien, añadió, es una persona “que ha decidido vivir sus implicaciones con participación, con compasión”.
El bolígrafo es el segundo elemento, que cada vez se usa menos, confirmó el Papa, pues ha sido sustituido por medios más avanzados. El bolígrafo ayuda a procesar el pensamiento, afirmó, conectando la cabeza y las manos, fomentando los recuerdos y enlazando la memoria con el presente. Es un trabajo artesanal periodístico.
“Se toma el bolígrafo en la mano después de comprobar detalles, barajar hipótesis, reconstruir y cerciorarse de cada paso. En este tejido, inteligencia y conciencia actúan juntas, tocando las cuerdas existenciales de cada uno”, explicó Francisco.
Escribir es un acto que, como afirmó Francisco, exige unir la búsqueda de la verdad con la rectitud y el respeto a las personas, en particular con el respeto a la ética profesional.
El principal elemento, la mirada. Porque sin una mirada a la realidad, el cuaderno y el bolígrafo son meros accesorios. Pero una mirada real, insiste el Papa, no sólo virtual. Sin distracciones.
“Hoy, más que antes, uno puede distraerse con palabras, imágenes y mensajes que contaminan la vida. Pensemos, por ejemplo, en el triste fenómeno de las fake news, la retórica belicosa o cualquier cosa que manipule la verdad”.
El periodista debe tener una mirada atenta que favorezca el diálogo, dirigida desde el corazón. Y desde ahí, dijo el Papa, que broten las palabras adecuadas para disipar sombras de “un mundo cerrado y dividido y construir una civilización mejor que la que hemos recibido”.
Un esfuerzo que exige un sentido de “responsabilidad por parte de los trabajadores de la comunicación, para que puedan llevar a cabo su profesión como una misión”. El periodista, dijo por último, está llamado a “desgastar las suelas de sus zapatos” o a recorrer las calles digitales escuchando siempre a las personas con las que se encuentra.