La cercanía y la oración del Papa Francisco llegan al “pueblo de Dios” que vive en las “villas”, los barrios más pobres de Buenos Aires en Argentina, en el momento de “dolor y tristeza” que atraviesa por la muerte, en estos días, del Padre Basilicio Brítez, conocido y amado con el nombre de “Padre Bachi”.
El párroco de San Rocco González y la Compañía Mártires del barrio de Almafuerte, conocido como Villa Palito, en Buenos Aires, ya en precario estado de salud, en junio contrajo la Covid-19 durante su servicio diario entre los enfermos y fue inmediatamente hospitalizado luchando durante tres largos meses, con el constante acompañamiento de la oración de su comunidad.
En una carta fechada el 30 de agosto y dirigida al obispo auxiliar de Buenos Aires y delegado de la Pastoral de las Villas y barrios de Emergencia, Monseñor Gustavo Carrara, Francisco expresa también su aprecio por la actividad cotidiana del sacerdote: “Rezo -escribe el Papa- por el Padre Bachi, por vuestro obispo, por el pueblo fiel al que ha dedicado su vida, por vosotros y por todos los curas villeros”, es decir, los párrocos de las “Villas miserias”. “Que Dios te bendiga -concluye la breve carta- y que la Santísima Virgen te cuide”. (VaticanNews)
Mártir de los pobres en Argentina
El sacerdote, nacido en Villarrica (Paraguay) en 1968, hijo de un zapatero y una empleada doméstica, llegó a la Argentina en 1971 y poco después se trasladó con su familia a Villa Palito. Entró en el seminario y fue ordenado sacerdote en 1997. Dos años más tarde, se le confió la parroquia de su querido barrio donde, escribe un sacerdote de la organización de “curas villeros”, fue un mártir de los pobres. Compartió su vida con ellos hasta el final. Incluso después del diagnóstico de Covid-19, el Padre Bachi había declarado que quería “jugar el juego”, el de acompañar a la gente en un momento tan particular, no quedarse entre las “comodidades” de su casa.