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Martes, 16 Abril 2024
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“Amar, amar y amar”. El sacerdote Javier Dengo, repitió esa palabra una y otra vez tras recibir la bendición de Mons. Manuel Eugenio Salazar, quien lo nombró en junio pasado como exorcista de la Diócesis de Tilarán-Liberia y cuyo ministerio inició oficialmente el pasado 1 de setiembre.

El padre Dengo nació el 28 de diciembre de 1959 en Heredia, tiene 61 años. Desde hace más de 20 años lleva una vida eremítica, es decir, en soledad, de trabajo de campo, meditación y oración, "apartado de la sociedad", según se acostumbra decir.

Fundó los Siervos Ermitaños Penitentes Carmelitas Teresianos de la Divina Misericordia, la cual está a cargo del Santuario de la Divina Misericordia, en Nuevo Arenal de Tilarán. Precisamente, allí prestará su servicio como exorcista. En ese lugar, además, residirá en una pequeña cabaña. Cabe mencionar que el padre Dengo come lo que él mismo cultiva.

“Los amo a todos, con toda mi alma, con todo mi ser, Dios se los pague a todos”, expresó el sacerdote, quien agradeció a Monseñor por su apoyo y cercanía, de una manera bastante emotiva, dijo además que comparte con el obispo el mismo deseo de unidad.

Lo anterior, durante la Santa Misa, con motivo de la celebración del Nacimiento de la Virgen María, el pasado 8 de setiembre, en el Santuario de la Divina Misericordia, un lugar que Mons. Salazar desea revitalizar y que sea “un faro de luz espiritual” en la Diócesis.

Durante esa ceremonia litúrgica, Mons. Salazar aprovechó para pedir a los fieles respetar el estilo de vida eremita del padre Dengo, por lo que desea que sigan todos los procedimientos establecidos para tener una audiencia y no lo abrumen con miles de solicitudes o largas filas de personas que desean ser atendidos.

Hace unos días Mons. Manuel Eugenio Salazar, obispo de Tilarán-Liberia, motivó a los fieles de la Diócesis a que le enviaran sus peticiones y agradecimientos a La Negrita. Esta mañana, el prelado llegó al Santuario Nacional en Cartago con un cofrecito lleno de papelitos con todos los mensajes recibidos, así como un arreglo floral, y los puso a los pies de la Patrona de Costa Rica.

“Repudio el mal uso de la fuerza policial en Cañas, hubo un exceso que no debió darse. Se causó daño a ciudadanos inocentes. Hubo adultos mayores y personas enfermas, incluso de Covid-19, que tuvieron que salir de sus casas a causa de los gases lacrimógenos”.

Estas fueron declaraciones de Mons. Manuel Eugenio Salazar, obispo de Tilarán-Liberia, quien se manifestó en contra de los hechos de violencia que se presentaron ayer en el cantón de Cañas, durante una acción policial para levantar bloqueos. El prelado también expresó su repudio a todo acto de vandalismo en las protestas, "venga de donde venga".

Mons. Salazar, como pastor de la diócesis de Tilarán-Liberia, indicó que tanto los agentes de policía como los vecinos de Cañas, son ovejas de su rebaño, a quienes envía un mensaje a favor de la paz y el perdón entre hermanos. "Esto no se arregla con odios ni rencores", afirmó. 

Aclaró que no está de acuerdo con los bloqueos, pues señaló que se causa daño a muchas personas y al a economía del país, lo cual perjudica sobre todo a los más pobres. Sin embargo, calificó como inaceptable que la Fuerza Pública se excediera en su autoridad. "No estoy de acuerdo con los bloqueos, pero entiendo la indignación del pueblo costarricense y cañero", dijo.

La Municipalidad de Cañas también denunció que los agentes antimotines agredieron a personas que protestaban pacíficamente y a otros que ni siquiera estaban en la manifestación, informa que ni siquiera había bloqueos al momento de la intervención policial.

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