"En la cruz con su costado abierto, el Señor nos dice que su amor, ternura y misericordia no tienen límite". Con estas palabras inició su predicación Mons. José Rafael Quirós, Arzobispo Metropolitano, en el Centenario del Voto Solemne y Consagración de Costa Rica al Sagrado Corazón de Jesús.
La ceremonia contó con la presencia de obispos de la Conferencia Episcopal y eméritos. Así como clero de la Arquidiócesis de San José. Monseñor recordó que consagrarse es manifestar la pertenencia exclusiva a Dios.
"Hoy somos llamados a no perder consciencia de tanta bondad recibida y proclamar ante este mundo narcotizado de orgullo y prepotencia que del Señor lo recibimos todo", dijo.
Asimismo, expuso que cuando el ser humano y las naciones se apartan del Señor se encaminan al fracaso, puso como ejemplo las veces que el Pueblo de Israel se alejó de Dios y quedó bajo el yugo de otros, pero aun en esos momentos, Él salió a su encuentro para su liberación.
"Solamente cuando somos conscientes de nuestras limitaciones podemos comprender la grandeza de Dios. El orgulloso y prepotente no podrá atender a la invitación tan sencilla y generosa del Señor, porque dirá yo lo puedo todo y no necesito de nadie".
Recordó las Palabras de Jesús: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños" (Mateo 11, 25)
“No olvidemos que Costa Rica ha sido y es una nación con profundos sentimientos religiosos de marcado y hondo contenido cristiano. Sin Dios no hay futuro real y, menos aún, realización y plenitud. Sacar a Dios de la vida nacional es empobrecer el presente y comprometer el futuro de Costa Rica. Sin Dios a nuestro lado estaríamos siendo infieles a la herencia de las generaciones pasadas que descubrieron en la riqueza de la fe el secreto de la identidad y de la unidad de la nación”