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Jueves, 11 Septiembre 2025
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Al día siguiente no llegó a celebrar…

By Julio 18, 2025
Por la misercordia de Dios, el Padre Matteo Balzano descanse en paz. Por la misercordia de Dios, el Padre Matteo Balzano descanse en paz.

En estos días ha circulado en redes sociales, la lamentable noticia del suicidio de un joven sacerdote en Italia, el Padre Matteo Balzano. Un caso que ha motivado la reflexión sobre la salud mental y emocional de los presbíteros.

Según informaron medios de comunicación, el hecho ocurrió en la Diócesis de Novara, el pasado 5 de julio. Al día siguiente, domingo, el Padre no llegó a celebrar la Misa, por lo que un grupo de compañeros fueron a buscarlo y lo encontraron ya fallecido.

Tenía apenas 35 años de edad y había sido ordenado sacerdote en 2017. Servía como vicario parroquial y llevaba a cabo con entusiasmo una misión entre los jóvenes del oratorio de la Parroquia de Cannobio y en Valle Cannobina.

La noticia conmocionó a la comunidad, que no encuentra una explicación a lo ocurrido, pues al parecer el sacerdote no había dado muestras de pasar un mal momento, sino al contrario, se le veía bien en su misión.

Es un ser humano

Eco Católico conversó con el Padre Carlos Piedra, psicólogo y presbítero de la Diócesis de Cartago, quien recuerda que ante todo el sacerdote es un ser humano, como cualquier otro, que tiene sus problemas personales, emocionales y afectivos, que puede experimentar situaciones económicas difíciles, que puede enfrentarse a la soledad y a la falta de apoyo.

El suicidio -explica- muchas veces ocurre porque la persona no encuentra soluciones y entra en una especie de “visión de túnel”, en la que no se halla la salida o luz al final del camino, y es incapaz de pensar en otra alternativa que la muerte.

El psicólogo analiza también el rol y las responsabilidades del sacerdote, quien no solo tiende a cargar con diferentes tipos de situaciones de otros y propias, sino que además es el encargado de animar a los demás. “El sacerdote normalmente esconde sus problemas entre sus compañeros y familiares y más aun cuando se trata de la feligresía, porque se supone que él más bien está ahí para ayudar a otros”, reflexiona el Padre Carlos.

Una noticia como el suicidio de un presbítero genera impacto porque, si se toma en cuenta su investidura y su misión, para muchos resulta contradictorio que tome una decisión así.

El sacerdote, se supone entre la mayoría de personas, tiene a su cargo la salud espiritual de los creyentes, defiende el don sagrado de la vida y tiene presente permanentemente a Dios en su vida, ¿cómo entonces puede cometer un pecado tan grave?

A esto, el Padre Piedra reitera que lo que vive cualquier otro individuo también lo vive un ministro. Así que también pide abordar estos casos con sensibilidad.

El psicólogo expone que es importante que los sacerdotes tengan espacios de oxigenación, que cuenten con redes de apoyo y que busquen ayuda adecuada si la necesitan. Aconseja evitar el recargo de tareas y, más bien, buscar espacios de socialización y recreación, incluso acudir a apoyo especializado si lo amerita.

Además, a nivel de Iglesia, considera que debe haber mayor preocupación por la salud mental del clero. Apunta que a veces se tiene una visión utilitarista del ministerio sacerdotal, en la cual el sacerdote da y hace, pero se olvida que hay un ser humano con necesidades.

Asimismo, motiva también a los fieles a que si ven a un sacerdote decaído se acerquen y hablen con él, que brinden su apoyo si fuera el caso, que traten de mostrarse cercanos y atentos.

Para las personas interesadas, el Padre Carlos Piedra brinda consulta privada en psicología, si desea solicitar una cita puede hacerlo al 8346-4492.

La Iglesia ora, Dios decide

El Catecismo de la Iglesia Católica es enfático en que el suicidio es un pecado grave, aunque también aclara que no siempre es plenamente voluntario, pues hay factores como enfermedades mentales u algún tipo de condición a nivel psicológico que pueden llevar a una persona a tomar una decisión extrema como esa.

El numeral 2281 subraya que “el suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida”. Y agrega: “Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo”. El mismo numeral hace la salvedad de que “los trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida”.

Justamente, hay quienes puede que se pregunten: ¿Qué pasa con los suicidas? ¿Entran al cielo? La respuesta es más bien simple: Dios es quien decide. También cabe decir que el perdón y el amor de Dios están por encima del pecado humano.

En referencia al suicidio, el Catecismo, en su numeral 2283, apunta: “No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”.

 

 

Last modified on Miércoles, 10 Septiembre 2025 11:35
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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