Las organizaciones provida del país celebraron como un triunfo el voto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el llamado Caso Beatriz versus El Salvador, emitido el pasado 20 de diciembre. Según la decisión de los jueces, el Estado salvadoreño fue condenado por violencia obstétrica.
Los organizaciones a favor del aborto utilizaron este caso para promover la legalización de esta práctica en los países suscritos a la Convención Interamericana de Derechos Humanos. De hecho, hubo un pedido expreso por parte de las partes peticionarias y de organizaciones proaborto para declararla como derecho.
Por lo tanto, había gran preocupación entre los grupos provida, quienes temían que los jueces emitieran un fallo que obligara a los estados miembros a establecer legalización favorable al aborto.
Sin embargo, los jueces no cedieron a las presiones de las agrupaciones proabortistas y se respetó el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Sin embargo, el caso estuvo rodeado de mucha desinformación y manipulación. Incluso hubo medios de comunicación que a la hora de informar sobre la sentencia titulaban de forma tendenciosa o imprecisa, que el Estado salvadoreño fue condenado por impedir el aborto a una mujer que falleció después del parto.
La historia de Beatriz
Lo que ocurrió fue lo siguiente: Beatriz era una mujer salvadoreña con múltiples situaciones de vulnerabilidad, como pobreza extrema, y padecía lupus que, como toda enfermedad autoinmune, le dificultaba la vida.
Ella tuvo un embarazo y un parto con complicaciones, se le practicó una cesárea y su hijo nació en 2012. En ese mismo año, al parecer, los médicos la citaron para realizarle una esterilización quirúrgica, a fin de que Beatriz no volviera a tener hijos, pues un nuevo embarazo resultaba riesgoso para su salud.
Sin embargo, ella no asistió a dicha cita, al parecer por temor y porque pensaba que podía querer tener más hijos en el futuro, según informó la Corte.
En 2013 volvió a quedar embarazada, era un embarazo de alto riesgo. De acuerdo con la CIDH, le diagnosticaron que existía una malformación congénita del feto con anencefalia, condición incompatible con la vida extrauterina.
En este punto, organizaciones proaborto vieron la oportunidad para promover sus intereses, al punto de presionar a la joven para que abortara. Llegaron hasta decirle que si no abortaba su otro hijo iba a quedar huérfano.
Se interpuso un recurso de amparo para que se llevara a cabo un aborto. No obstante, tras revisiones médicas, el Tribunal Constitucional declaró que ni su vida ni la de su niña corrían riesgo.
Es más, la práctica de un aborto en su caso podía haber puesto en riesgo la vida de Beatriz, debido a que la cicatriz de su anterior embarazo era muy reciente. Ella nunca estuvo en riesgo inminente de muerte.
Beatriz dio a luz a una niña que bautizó como Lailani, cuyo significado es “flor celestial”. La pequeña falleció a las cinco horas en los brazos de su madre. Beatriz iba a visitarla a su tumba.
La mujer hizo su duelo y continuó con su vida. Cuatro años y cuatro meses más tarde tuvo un accidente en motocicleta, y tras una serie de complicaciones derivadas del percance falleció.
El fallo no menciona el aborto
Beatriz no murió porque no se le practicó un aborto, murió a causa de un accidente vial, sin embargo, los grupos proaborto se aprovecharon de este caso para promover esa práctica tanto en El Salvador como en otros países de Latinoamérica.
El mismo Estado salvadoreño ha reconocido que el abordaje y la atención que se le dio a Beatriz no fue la adecuada. La CIDH entonces ordenó a El Salvador establecer directrices y guías de actuación para el personal médico y judicial en la atención de casos similares.
El fallo no menciona algo como “el derecho al aborto” o en general la palabra aborto en su texto, un aspecto a destacar. El caso también sirvió para denunciar la participación en la Corte Interamericana de Justicia de organizaciones ligadas a la legalización del aborto, como el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), el cual recibe financiamiento de Open Society del magnate George Soros.
Hubo una organización proaborto que sustrajo el historial médico de Beatriz del hospital, entre otras muchas violaciones a los derechos humanos que se cometieron y posiblemente queden impunes..
En Costa Rica, las agrupaciones provida celebraron el fallo. Por ejemplo, Shirley Díaz del Frente Nacional por la Vida (Frenavi) se mostró satisfecha con la resolución y agradeció al Señor porque el flagelo del aborto no avanzó como se temía que ocurriera.
Para la Dra. Sadie Morgan, de la Asociación Médicos por la Vida en Costa Rica, “el manejo del caso fue muy lamentable, pues se le negó a una madre embarazada y en situación de vulnerabilidad, la posibilidad de recibir un apoyo integral de cuidados paliativos perinatales.
Según explicó los cuidados paliativos permiten a las mujeres e inclusive a las familias gestantes, enfrentarse a un pronóstico de vida extrauterino limitado de los bebés en gestación, con herramientas psicológicas que les permitan hacer un duelo adecuado.
Morgan lamentó que estos casos sean tomados por grupos que presionan para que se apruebe el aborto, es decir, la eliminación de personas por nacer, en vez de apoyar a las víctimas, tanto la madre como los hijos.