Iluminado por la Palabra de Dios y desde el testimonio y legado de San Benito, Monseñor dijo al ahora presbítero cuatro desafíos e ideales que a la vez le comprometen para el resto de su vida, según expuso.
El primero de ellos es: Ora y trabaja. La actividad y trabajo deben partir y estar inspirados desde la oración, entendida como encuentro personal, íntimo y permanente con el Señor, dijo el Obispo.
“La oración es fuente de gracia, fecundidad, fortaleza y perseverancia para el trabajo; y nuestro trabajo no es común y corriente, pues se refiere a las cosas de Dios en favor de las personas”, agregó.
El segundo aspecto que mencionó es: Ungido y sellado por el Espíritu. De acuerdo con el prelado, el sacerdote ha de vivir y ha de dar testimonio como hombre de Dios: ungido y consagrado con el óleo del Espíritu, de la santidad y de la alegría.
Pastor del Rebaño del Señor es el tercero de los ideales. “Estamos llamados a ser fieles administradores y guardianes del rebaño en nombre del Señor”, expresó Monseñor, instándole a su vez a ser amoroso, abnegado y generoso en el cuido del rebaño del Señor.
Por último, el prelado lo llamó a ser: Consagrado en la verdad y para la verdad. El sacerdote -dijo- no puede ni debe asimilarse a lo común y a lo corriente, ni jamás acomodarse a ser como los demás.
“El sacerdote es un consagrado por el Maestro de la verdad, por Aquél que es la única Verdad, para decir, proclamar y predicar la verdad de Dios, de la fe, del amor y de la Iglesia. Como consagrado, el sacerdote ha de tener y vivir con una infaltable identidad propia que ha de expresarse inequívocamente en su modo de pensar, de hablar y de actuar”, agregó.
Finalmente, le aconsejó al ahora presbítero que “antes de actuar y de servir, ora siempre primero.”
El Pbro. Benavides servirá como Vicario Parroquial en El Buen Pastor en Río Frío, de Sarapiquí.
Aquí puede ver la galería de fotos.