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“Rema lago adentro y echa las redes para pescar” (Lc 5,4)

By Mons. Óscar Fernández, Obispo de Puntarenas Agosto 01, 2023

Mensaje en la Santa Misa de Vestición de la Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, 1 de agosto, 2023.

Además de vivir junto con la Iglesia universal un camino sinodal sobre el sentido de la sinodalidad en la Iglesia, en nuestra diócesis de Puntarenas hemos celebrado en las últimas semanas varias actividades significativas para nuestra Iglesia particular y, en general, para todo el Pacífico Central, entre las que destacan: 

  • El XXV aniversario de la creación de la Diócesis de Puntarenas.
  • La Solemnidad diocesana de la Virgen del Carmen o Virgen del Mar, el día 16.
  • Con la Iglesia Universal un proceso sinodal sobre el sentido de la sinodalidad en la Iglesia.
  • El segundo domingo de Julio, celebramos junto con la Iglesia Universal, el Domingo del Mar.
  • La visita diocesana al Santuario de la Virgen de los Ángeles, en Cartago, un día de la novena.
  • Este año de manera muy especial, la vestición de la imagen de la Virgen de los Ángeles, el 1 de agosto, con un vestido confeccionado por manos puntarenenses.

Con ocasión de estas experiencias de tanta relevancia, junto a un saludo fraterno y cordial manifiesto preocupantes problemas que afrontan los habitantes de las costas y los pescadores.

 

“Salieron, pues, y montaron en la barca…” (Jn 21,3c)

  

“Gracias Padre Santo… por la revelación de tu amor y por todo el bien que, a través de la fundación de la Diócesis de Puntarenas, has hecho en favor de los pueblos del Pacífico Central de Costa Rica” (Oración 25 Aniversario de la Diócesis de Puntarenas)

Han pasado 25 años desde que se fundó nuestra diócesis y aflora en nuestro corazón un sentimiento de gratitud, que nos lleva a expresar junto con el salmista, “Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor” (Sal 118,1; 1 Cr. 16,34), fruto del regocijo de reconocer que, en medio de las vicisitudes que se presentan en nuestro diario vivir, Dios se hace siempre presente para que tomemos conciencia de que él está a nuestro lado y de que nuestras alegrías y tristezas no le son ajenas.

Pero esta alegría que experimenta nuestro corazón, no nos debe llevar a desentendernos del espíritu de criticidad con que debemos escudriñar nuestro pasado, analizar nuestra realidad actual y proponernos afrontar el futuro de manera propositiva para movernos en el horizonte de la esperanza querido por Dios.

 

“….aquella noche no pescaron nada” (Jn 21,3c)

 

La Iglesia, comunidad de los discípulos de Jesús, peregrina en la diócesis de Puntarenas junto al mar y su gente, por lo que tiene la responsabilidad de realizar una atenta lectura de la realidad y, movida por los valores del Evangelio y la doctrina social de la Iglesia, actuar según inspira el Espíritu Santo.

El contexto eclesial actual es un verdadero signo de los tiempos, como lo recuerdan los acontecimientos que mencioné al principio. Por ese motivo, durante este año hemos participado de una serie de encuentros con pescadores y pescadoras, molusqueros y molusqueras, para retomar la inspiradora carta pastoral “La Iglesia entre las gentes del mar”, con la intención de confrontar la realidad social, económica y cultural de hace 14 años con las condiciones que estamos viviendo actualmente. Después de realizar un análisis comparativo hemos logrado determinar no solo que la misma problemática subsiste, sino que se suman otras situaciones que nos están conduciendo a que aumenten nuestras condiciones de pobreza y pobreza extrema y que la inseguridad nos lleve a encerrarnos en nuestras casas.

Ya no solo es la cultura del desamparo, sino también la cultura del miedo. 

Reiteradamente hemos llamado la atención sobre que en nuestra realidad hay problemas de carácter estructural que no han sido combatidos con la entereza y sapiencia que corresponde. Las consecuencias de esta incapacidad para atender esta problemática la vivimos los pobladores de las costas todos los días. 

Participar en espacios de diálogo nos compromete a denunciar la indignante realidad que resulta de las precarias condiciones que tienen para vivir y realizar su trabajo nuestras gentes del mar. Me permito mencionar lo que considero son causas de carácter estructural y que se encuentran a la base de toda la problemática existente: 

  • Es inadmisible que nuestros pobladores de las costas y de las islas vivan como parias, extranjeros en la tierra que los vio nacer y que han ocupado por generaciones, ante la incapacidad de nuestros gobiernos locales por administrar a favor de nuestras poblaciones costeras la Ley de Zona Marítima Terrestre y de garantizarles el derecho a ocupar legalmente las propiedades donde viven.
  • La desproporción entre quienes realizan formalmente la actividad pesquera y los que lo hacen desde la informalidad es escandalosa: solo un 20 % de nuestros pescadores poseen licencia que les autoriza a realizar su actividad según lo estipula el marco jurídico de nuestro país; por lo tanto, de 100 pescadores, 80 son informales. Esta condición les niega el acceso a los servicios que nuestro estado social de derecho debe garantizar a los ciudadanos para vivir dignamente; pero, además, les provoca niveles muy altos de inseguridad por el estado de indefensión en que se encuentran cuando se ven sometidos, en el desarrollo de sus faenas pesqueras a los controles de las autoridades, como Guardacostas o el mismo Incopesca, que los ha llevado en no pocos casos a perder sus equipos y tener que enfrentar procesos judiciales.
  • La ausencia de alternativas laborales. Para muchos, no hay trabajo. En la región Pacífico Central, según los datos del INEC ha disminuido la tasa de ocupación, a la vez que es la región con mayor tasa de población con subempleo. Estamos olvidados por las políticas públicas de nuestro país para producir empleo. Un padre de familia debe alimentar a sus hijos y necesita para ello ganarse la vida dignamente, de lo contrario puede verse obligado a recurrir a otros medios para obtener el sustento de su familia. Junto con nuestras comunidades indígenas y fronterizas, somos parte de otra Costa Rica, botín de votos para los partidos en las elecciones presidenciales, pero cuando llegan al poder el desamparo y el abandono es el premio que se nos otorga.
  • Nuestras comunidades están siendo presas del crimen organizado, que día a día extiende más sus tentáculos en actividades como el narcotráfico y los microcréditos, desencadenando una actividad impensable en nuestro país,                                                                como es el sicariato en el que se están involucrando un número importante de nuestros jóvenes. La inseguridad nos está llevando a hacer de nuestras casas refugios, en los que desde temprano del día nos encerramos para no estar expuestos a acciones violentas.

 

“Echad la red a la derecha de la barca y encontrareis” (Jn 21,6ª)

 

Me he querido referir a estas situaciones que están a la base de la descomposición social y cultural que estamos viviendo, no desde una perspectiva pesimista, a pesar de que exista la tentación de la desesperanza, sino desde la mirada de la fe que nos da la certeza de que las cosas pueden ser diferentes.

Por eso es especialmente significativa nuestra presencia diocesana hoy aquí. Hemos venido a encontrarnos con la Madre de Dios, nuestra Señora de los Ángeles, la Virgen del Mar, que desde su pequeñez y humildad, hizo que lo imposible se hiciese realidad, que el verbo se hiciera carne y “navegara” entre nosotros. María nos colma de esperanza y nos da ánimo no solo para soñar un “cielo nuevo y una nueva tierra”, (Cfr. Ap 21,1), sino para luchar, animados por el Espíritu Santo para que el Reino de Justicia, de Paz y de Amor que nos invitó Jesús a construir, junto con él, sea una realidad.

En su mensaje a la VII Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco nos recuerda, en el numeral 2, que identificarnos con las necesidades de los más vulnerables de la sociedad, no se limita “a un simple acto de memoria o a una oración dirigida a Dios. Se refiere a gestos concretos que consisten en hacer buenas obras y vivir con justicia”. De ahí que desde la pastoral de las Gentes del Mar de nuestra diócesis, estamos trabajando junto a nuestras comunidades de pescadores artesanales en San Luis de Fray Casiano, Chomes, Manzanillo, Isla Chira, Costa de Pájaros; además nos hemos incorporado a los esfuerzos que se realizan para consolidar una Red de Comunidades de Pescadores (as) y Molusqueros (as), conocida como la Red de Áreas Marina de Pesca Responsable, desde donde participamos en iniciativas para el comercio justo de productos pesqueros y en propuestas para el desarrollo integral de la actividad pesquera artesanal.

Santa María del Mar, nueva Eva,

vida dulzura y esperanza nuestra,

vuelve a nosotros el favor misericordioso de tu Hijo,

sobre nuestras familias, sobre nuestros territorios costeros,

sobre los pescadores que desde sus embarcaciones buscan el sustento diario.

Carta Pastoral Colectiva “La Iglesia entre las Gentes del Mar”

 

 Dado en la Curia Diocesana de Puntarenas, 1 día del mes de agosto del año 2023.

Memoria Litúrgica de San Alfonso Maria de Ligorio.

 

  

Mons. ÓSCAR FERNÁNDEZ GUILLÉN.

Obispo de Puntarenas.

 

Last modified on Martes, 01 Agosto 2023 15:36

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