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Servidor de la Iglesia por más de 45 años

By Mayo 11, 2023
Don Jorge Arturo Herrera organizó por años los actos principales de la Semana Santa en Alajuela. Don Jorge Arturo Herrera organizó por años los actos principales de la Semana Santa en Alajuela.

En Alajuela no hay quien no lo conozca. Su extenso servicio en la Iglesia hace que muchos lo admiren por ser un incansable trabajador en las cosas de Dios.

Hablamos de don Jorge Arturo Herrera Solano, quien por más de 45 años ha ofrecido al Señor sus dones en distintos campos, para hacer especiales las Semanas Santas en las comunidades donde es llamado.

Desde ensayar a los personajes de las procesiones, hasta crear majestuosos monumentos y escenarios, don Jorge ofrece su tiempo y sus habilidades para ayudar a comunicar de una mejor forma los misterios de la fe.

Su trabajo incluso le valió obtener, hace un tiempo, por parte del Ministerio de Cultura el título de “especialista en teatro bíblico”, el cual comparte con otros artistas costarricenses.

Pero don Jorge también es un reconocido restaurador de imágenes religiosas, oficio que aprendió al lado del gran imaginero Manuel Zúñiga.

Según cuenta, tuvo la oportunidad de desenvolverse en este campo en tiempos de Monseñor Juan Vicente Solís, Monseñor José Rafael Barquero y Monseñor Ángel Sancasimiro, todos obispos de la Diócesis de Alajuela.

“El Viernes Santo pasaba por la casa la procesión del Encuentro y como a los 8 años mis papás me ponían una túnica morado, me pintaban barba con betún y me ponían pintura roja como si fuera sangre”, rememora como los orígenes de su devoción.

Así, cuando tuvo edad para participar activamente, se incorporó al grupo de los monaguillos y de ahí en adelante su vida se transformó. “Estuve de monaguillo y aprendí de las señoras de los grupos como poner cortinas, guardar las imágenes, hacer monumentos y Viacrucis, agarraba los volados, pero era muy chiquillo”, cuenta.

De todo aquello le quedó el celo por las imágenes, que deben ser siempre muy bien tratadas para conservarlas por años. “Las señoras las cuidaban mucho, recuerdo que les ponían algodones entre las manos y la cruz para que no se rasparan durante los movimientos de la procesión”, relata. “La imagen la limpiaban inmediatamente luego de cada procesión, porque decían que el humo de la calle la deterioraba, luego la envolvían en una túnica. Su vestimenta se colocaba en cajas especiales forradas en papel negro y la guardaban inmediatamente”.

 

Su gran pasión

 

Con la experiencia obtenida, don Jorge pronto se hizo cargo. “Oficialmente organicé la primera Semana Santa en los años 70, siendo párroco el Padre Virgilio Chavarría Peñaranda”.

Entonces, con pasión buscó los personajes de los apóstoles, las mujeres bíblicas y cuanto equipo y mobiliario se ocupaba para escenificar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Consiguió telas y diseñó una simbología para cada personaje, basada en los relatos bíblicos y la tradición de la Iglesia. Por ejemplo, a San Pedro le consiguió las llaves, a San Bartolomé una daga, por su martirio, a San Juan y San Mateo los pergaminos de sus evangelios.

Se interesó mucho y a la gente le gustaba, posteriormente le encargaron también las mujeres bíblicas, cuando representarlas era todo un honor. Don Jorge recuerda, por ejemplo, a Sonia Lizano, quien fuera Miss Costa Rica y que un año representó a la samaritana, con una elegancia que quedó grabada en su memoria: “usó un vestido blanco lleno de guarias moradas y un jarrón bellísimo”.

“La vestimenta nunca se repetía, cada año era diferente, se buscaba gente profesional en belleza y las telas de los vestidos de colores acordes, nunca se usaron trajes de noche, todo era solemne y muy ordenado”, explica.

Su servicio se extendió a otros campos e incluso a otros países, como cuando el grupo Gaviota lo contrató para su espectáculo “Nace Jesús”, o cuando tras el terremoto de 1986 en El Salvador, le pidieron evaluar y reparar las imágenes dañadas de los templos de ese país.

En aquellos años, un Viacrucis podía comenzar a las 6 de la tarde y terminar a las 11 de la noche, con una presencia permanente de personas que seguían con devoción cada una de las catorce estaciones.

Luego todo fue cambiando, entonces don Jorge buscó seguir sirviendo en los pueblos. En Grecia, Naranjo, San Ramón y Golfito más de una vez lo buscaron para que ayudara con sus conocimientos.

A la par de este servicio, nuestro entrevistado asegura haber vivido todo un proceso de crecimiento y maduración espiritual, que le ha servido para enfrentar las dificultades, como cuando contrajo Covid-19 y estuvo entre la vida y la muerte.

“Agarrado de la oración me sacaron muriéndome de la casa para llevarme al hospital de Alajuela y de ahí al México, donde además adquirí una bacteria, estuve un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos, me intubaron, me hicieron una traqueotomía inclusive hasta llamaron a mi familia y los doctores dijeron que iba a morir”, relata.

Pero los planes de Dios eran otros. Antes de que fuera desconectado, despertó y comenzó un largo proceso de recuperación y rehabilitación que ha sabido sobrellevar, hasta la fecha, de la mano del Señor y muy fortalecido en su fe y amor a Jesús.

Ahora, con toda la disposición y el agradecimiento a Dios, don Jorge fue llamado a la Catedral de Limón, donde vivirá la Semana Santa como le gusta y sabe hacer: sirviendo a Dios y a los hermanos.

Laura Ávila Chacón

Periodista, especializada en fotoperiodismo y comunicación de masas, trabaja en el Eco Católico desde el año 2007.

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