Fray José es el menor de 10 hermanos y proviene de San Rafael de Guatuso, en la zona norte, muy cerca de la frontera con Nicaragua. Hijo de campesinos, recuerda que de pequeño iba a recoger café.
Comenta que cuando comenzó a notar el modo de vida de los frailes franciscanos sintió por primera vez el llamado a la vida religiosa. Decidió entonces entrar a procesos vocacionales.
Cuenta que en una ocasión Mons. Osvaldo Brenes, II obispo de Ciudad Quesada, le dijo: “Mmm... El Espíritu Santo voló hasta allá (en referencia a que el joven José venía de una comunidad alejada). Bueno, yo no podré ordenarte, pero sigue tu camino” (monseñor falleció el 11 de febrero de 2013).
El muchacho entró al Seminario y comenzó su formación para ser sacerdote diocesano. En ese proceso formativo descubrió que había otros carismas, los cuales se acercaban más al llamado que él sentía.
Después de un proceso de discernimiento encontró que la Orden de San Agustín calzaba perfectamente con aquel llamado. “Nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”, dice el santo y doctor de la Iglesia en su célebre Confesiones (I, 1, 1).
“Encontré una familia”
Recuerda que cuando tomó su decisión de entrar en la Orden de los agustinos, Mons. José Manuel Garita, actual obispo de Ciudad Quesada, le dijo: “Yo no soy de parcelas, no digo: “Esto es mío, esto es de otros”. Creo en la Iglesia y sus carismas”. Eso le generó mucha paz.
Entró en 2019 a la Orden, ese mismo año curiosamente los agustinos recoletos se hicieron cargo de la Parroquia de Venecia de San Carlos, Diócesis de Ciudad Quesada. “Quizá la Diócesis perdió una vocación, pero la Orden tomó una parroquia”, añade con una sonrisa.
También, San Agustín habla sobre buscar a Dios, pues en Él se halla la Verdad. Esta búsqueda, recomienda hacerla en comunidad. “Eso me marcó, vengo de una familia numerosa y siempre estuve rodeado de muchas personas, creo que al venir aquí también encontré una familia”, aseguró Fray José.
Además de la oración y la contemplación, la Orden promueve el estudio constante, la recreación y el deporte. Fray José, de hecho, dice que disfruta mucho jugar con los otros hermanos. “No tenemos nada como propio, todo es en comunidad”, agrega.
Ingresó a la Orden en 2019 e hizo sus primeros votos en 2021 en Panamá. “Heriste mi corazón con tu palabra y te amé”, dice otras de las frases de San Agustín, sobre esto Fray José dice: “Así ha sido mi caminar, es un sentirse herido por la palabra y yo me enamoré”.
Reconoce que uno de los aspectos más difíciles ha sido estar lejos de su familia. “Siempre que voy (a Guatuso) lloro cuando me encuentro con ellos”, se sincera y agrega: “Yo siempre le digo (a Dios) que se ocupe de mis cosas y yo me ocuparé de Él. Y así es, nunca me ha faltado nada, desde que ingresé a la Orden nunca me ha faltado nada.”.
También, Fray José aprovecha para mencionar que lejos de lo que algunas personas puedan pensar la vida religiosa no es aburrida, en absoluto. Sobre esto, responde: “Uno no pasa solamente rezando, hay momentos de recreación y pastoral, somos contemplativos en oración, pero también estamos en parroquias, tenemos grupos de pastoral, asistimos a diferentes actividades pastorales, tenemos colegios, damos clases, compartimos dones…”
Justamente, los agustinos tienen diferentes ejes de acción, como el servicio a los más necesitados, el cuidado de personas enfermas, la educación de los jóvenes, entre otros.
Personalmente, afirma que: “He visto también cómo Dios ha ido marcando un proyecto que no es el mío. A veces yo he pensado que esto quizá pudiese ser mejor así, pero conforme avanzo Dios me muestra otras cosas, me sorprendo ¡Qué generoso ha sido el Señor con mi vocación!”.
Fray José estudiará Teología Fundamental en España y, si Dios lo tiene a bien, hará su tercera profesión de votos y, posteriormente, la profesión perpetua. Luego, eventualmente, celebrará su ordenación diaconal y presbiteral. “Donde esté, sé que estaré al servicio de Dios, sobre todo, para realizarme como ser humano”, añade.
Este fraile siempre viste el hábito agustino, cuyas tres piezas simbolizan los tres votos: la correa (símbolo mariano que simboliza la castidad), la sotana (túnica que representa la pobreza) y la capilla (una capucha, símbolo de la obediencia).
Fray José dice a los jóvenes que sienten inquietud por la vida religiosa que no tengan miedo. “San Agustín ha sido un maestro en interioridad, nos encontrarnos a nosotros mismos y una vez que nos encontramos podemos realizarnos plenamente. No estamos para huir de los perjuicios que tiene la sociedad, sino para decirle al mundo que aquí también podemos ser felices. La vida consagrada nos da las herramientas para lograrlo, no hay que tener miedo. Es confiar y dejarnos iluminar.”, concluye.
