Nació el 11 de febrero de 1094 en Alès, al sur de Francia, actualmente vive en Toulón, a orillas del mar Mediterráneo. En una entrevista al diario francés Le Figaro contó cuando su hermano mayor fue a la guerra y fue herido, no obstante, regresó sano y salvo .
Proviene de una familia cristiana no católica, que era más bien poco interesada en la religión. Fue institutriz antes de ingresar a la Compañía de las Hijas de la Caridad. “Soy religiosa porque el buen Dios quiso que lo fuera. Él me embelesó de manera perfecta”, dijo.
“No lograba amar profundamente, frecuenté las cosas religiosas y todo me encantó, en un momento dado me dije: “Este es mi camino. Voy a ser religiosa. Lo logré”, comentó en un video publicado por Le Figaro.
Fue institutriz a partir de los años de 1920 y entró al convento de la Hijas de la Caridad a los 41 años en 1945. “Amé al buen Dios por encima de todo y Él me ha correspondido”, responde en otro momento.
Ante la Cadena Francesa BFM TV contó: “Yo estaba bien como institutriz en París, pero quise ir más lejos y por eso me convertí en Hija de la Caridad”.
Realizó su servicio hasta finales de la década de 1970 y luego pasó 30 años en una casa de retiro en Saboya antes de llegar a la residencia actual en Toulón. “Hice mucho por los niños, extraño a los pequeños, y sabés, una vez me encontré con el más joven, tiene 80 años”, relató entre risas a Le Figaro.
Aunque perdió la vista hace unos años sigue lúcida y llena de vida, sobre todo ha llamado la atención por su buen humor y pureza de corazón. Añade que el secreto de su longevidad es el chocolate. De hecho, todas las mañanas come chocolate y toma un pequeño vaso de vino.
A los jóvenes les aconseja ser valientes y misericordiosos. Asimismo, agrega que le gustan las personas que atienden a los adultos mayores, a quienes da sus bendiciones.
La hermana André hereda el título de la persona más longeva del mundo después del fallecimiento de la japonesa Kane Takana de 119 años de edad, el pasado 25 de abril.