En el marco del Día Internacional del Síndrome de Down, este 21 de marzo, el testimonio de Jordi Martínez Pérez es un ejemplo de servicio a la Iglesia. Eco Católico conversó con este muchacho de 25 años, quien transmite alegría y cariño desde el primer momento.
Jordi es un joven Down que reside en Hatillo 5. Tras finalizar sus estudios de secundaria ingresó al Programa Institucional de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (Proin-UCR), donde estudia actualmente.
Es estudiante de Percusión en el Sistema Nacional de Educación Musical, Sinem de Pavas, en San José. Además, practica baloncesto y se entrena en la Ciudad Deportiva de Hatillo. Aun más, es integrante del coro Luz de Esperanza y de la Pastoral Juvenil de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima.
Servir al Señor con 47 cromosomas
De niño veía a los animadores del canto y un día le dijo a su mamá, doña Elena, que quería participar. Para entrar al coro había que pasar una prueba, el pequeño la ganó fácilmente y tras unos cuantos ensayos con tan solo 10 años comenzó su servicio en la Iglesia.
Jordi toca el bongó con destreza y precisión, mueve sus pequeñas manos con la elegancia del batir de las alas de un ave. Tiene un don, es cierto, pero también practica constantemente en su casa, la música vibra en su cuerpo, por las mañanas se le puede escuchar cantar: “Dios está aquí. Tan cierto como el aire que respiro…” y otras canciones similares.
“La música para Jordi es más que sonidos, es un sentimiento que él entiende a las mil maravillas”, expresó su madre.
Jorge, el guitarrista, es uno de sus mejores amigos, cuando le pregunta a Jordi si puede ir a tocar a otra parroquia, este siempre responde que sí. Por esa razón a veces ha tocado en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Hatillo Centro, en la de Sagrada Familia y otras.
Como se mencionó, Jordi también es integrante de la Pastoral Juvenil, allí también ha hecho muchos amigos. Después de hacer su Confirma se unió a la PJ. Recordó que miraba a los chicos colaborar con las actividades de Semana Santa, él también quería ayudar, así fue como surgió su deseo de participar en el grupo de jóvenes.
“Las personas en la iglesia me aman y yo también los amo mucho”, dijo Jordi a Eco Católico. De hecho, es común verlo fundirse en un abrazo con los miembros del coro, de la Pastoral Juvenil y con Pbro. Víctor Jiménez, “el Padre Toto”, párroco de Nuestra Señora de Fátima.
Justamente, el Padre Toto lo describe como un joven auténtico y muy talentoso para la percusión. “Me encanta verlo como pone atención durante la misa, al momento de comulgar generalmente hace fila de primero y cuando le doy la comunión me responde: Dios me ama”. “Entonces agrega el sacerdote ahora cuando le doy la comunión le digo: “Dios te ama” y él me responde: “Dios me ama”.
Iglesia inclusiva
El Padre Toto señala que sin duda su madre ha tenido que ver mucho en la integración de Jordi en la Iglesia. Precisamente, doña Elena menciona que han enfrentado situaciones difíciles, pero la integración de Jordi en el Coro los llenó de mucha esperanza.
La mamá señala que es importante involucrar a los niños y jóvenes a participar en la Iglesia, en el caso de su hijo, el Coro fue un medio para eso. Aseguró que en ocasiones la gente se acerca a felicitar a Jordi por su manera de tocar y que eso la llena de orgullo.
“Es un sentimiento difícil de explicar, es un orgullo verlo desenvolverse de esa manera con los demás, que se haya integrado por medio del coro, y transmita a los demás que si uno se esfuerza se puede. También creo que es un bonito mensaje de que otros niños y personas en general con condiciones similares pueden lograrlo también”, comentó doña Elena.
Lucía Pérez Blanco, coordinadora de Pastoral Juvenil, expuso que Jordi es muy querido en el grupo de jóvenes, aseguró que el resto de los muchachos lo han acogido bien y que también han tenido otros integrantes con otro tipo de discapacidad.
El Padre Toto reconoce que la inclusión siempre es un tema pendiente en la Iglesia, a pesar de tantas acciones buenas que se desarrollan hay trabajo por hacer. “Es una constante lucha por integrar a todos los hermanos”, señala.