El documento tiene como trasfondo el centenario diocesano, así como el Año del Discernimiento que vive Alajuela, con el objetivo de propiciar caminos de renovación “para ser fieles al designio de Dios y responder a sus invitaciones en los signos de los tiempos”.
“La fidelidad del Espíritu es siempre creativa, ilusionante, provocativa. Nos permite leer la realidad con los ojos de Dios, iluminarla desde el Evangelio, encaminarnos siempre buscando su Reino”, afirma Monseñor Buigues.
Él mismo ofreció un resumen de sus opciones para la Iglesia diocesana, contempladas en la Carta Pastoral:
- El Espíritu quiere revitalizar nuestra unión con el Señor, la que inició con el bautismo y que debe mantenerse siempre dinámica. “Somos conscientes de la Vida de Dios que nos habita y posibilitamos que se manifieste en nosotros en una dinámica de constante conversión”.
- El Espíritu nos regala el don de la comunión y nos invita a cultivarlo y vivirlo en la Iglesia, a generar, ser artífices de comunión para nuestro mundo, acogiendo la riqueza de dones y carismas que el mismo Espíritu suscita entre nosotros para edificar la Iglesia, construyendo nuestra diócesis y nuestras parroquias como “casas y escuelas de comunión”.
- Anunciamos que Cristo es el horizonte de sentido y de plenitud para cada persona y para nuestro mundo. Conscientes de que la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, continuamos su misión de evangelizar, ofreciendo el regalo de la Vida Nueva, la salvación, y agregando a la Iglesia a aquellos que se abren a la fe.
- Es una necesidad urgente e impostergable la conversión pastoral para recuperar la frescura original del Evangelio y anunciarlo con toda su fuerza. El esfuerzo por evangelizar es factor decisivo para nuestra renovación, nos va haciendo más evangélicos.
- El Espíritu nos permite ser presencia significativa y profética del Reino de Dios en los diferentes contextos donde estamos. Colaboramos en el avance del Reino que comienza allí donde los pobres son evangelizados y tratados con misericordia.
- Opción por el desarrollo humano integral. Preservar la vida y la dignidad humana es un fuerte imperativo ético, una obligación moral. Trabajamos por la fraternidad universal en una actitud de amistad social desde la doctrina social de la iglesia. Con la actitud del buen Samaritano.
“Ven Espíritu Santo, origina en nuestra Iglesia Diocesana de Alajuela un “nuevo Pentecostés” para renovar la fidelidad a nuestro Señor Jesucristo y encarnar sus designios de amor para nuestro mundo. Junto con María, nuestra Madre del Pilar, la que esperó en oración tu venida”, concluyó Monseñor Bartolomé.
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