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Jueves, 17 Abril 2025
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El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, en Barcelona, España, es considerado uno de los más impresionantes y bellos del mundo. Es el monumento más visitado de España, una de las iglesias más altas del mundo y la obra cumbre del arquitecto Antonio Gaudí.

Precisamente, Gaudí fue un hombre innovador que rompió con los esquemas tradicionales en la arquitectura, amante de la naturaleza y extravagante, tanto en sus proyectos como en su personalidad. Pero también, era una persona profundamente religiosa, tanto que desde su fallecimiento había quienes hablaban de su santidad.

De hecho, su proceso de beatificación está avanzado e incluso algunos estiman que posiblemente en 2026 sea llevado a los altares. Un camino que inició en 1992, cuando un grupo de fieles creó una Asociación Pro Beatificación. En el año 2000 fue declarado Siervo de Dios.

En 2023 la Arquidiócesis de Barcelona creó una nueva comisión y se entregó la Positio, es decir, el informe sobre las virtudes de santidad del candidato para el análisis de la Santa Sede.

José Manuel Almuzara, presidente de la Asociación Pro Beatificación de Antonio Gaudí, ha seguido el proceso desde sus inicios. En conversación con Eco Católico habló sobre varios aspectos del genio catalán y su obra.

Fe y belleza

Gaudí -mencionó- fue educado en la fe católica y fue alumno en las Escuelas Pías de Reus (a cargo de los Padres Escolapios). Así que desde joven aprendió a amar a la Virgen María, a la Eucaristía y a la Cruz, algo que -afirma- se manifiesta en su vida y obra.

Por problemas de salud, pasaba temporadas en el campo, él mismo comentó: “Capté las más puras y placenteras imágenes de la naturaleza, esta naturaleza que siempre es mi maestra”. También acostumbraba contemplar el Mediterráneo. “El mar es la única cosa que me sintetiza las tres dimensiones -el espacio-. En la superficie se refleja el cielo, y a través de ella veo el fondo y el movimiento…”

Siendo estudiante, trabajó en varios lugares donde ya destacaba por su genialidad e inquietud por la temática religiosa. Cuando conoció a Eusebio Güell, este le encargó una serie de obras y se convirtió en su mecenas.

El jueves 5 de marzo de 2020, presenté en la Oficina de Iniciativa Popular de la Asamblea Legislativa, la propuesta para que la marcha “Duelo de la Patria”, del compositor nacional Rafael Chaves Torres, sea declarada Símbolo Nacional de la República, así como en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su sede en San José, la iniciativa para que esta marcha sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Luego de dos años, el señor Rodrigo Arias Sánchez, actual Presidente de la Asamblea Legislativa, presentó mi propuesta con el título “Declaración de la Marcha Fúnebre “Duelo de la Patria como Símbolo Nacional de la República de Costa Rica”, cuyo expediente número 24.812 ya se encuentra en gestión parlamentaria para su estudio.

Desarrollar el tema de esta magnífica obra musical llevaría varias páginas, pero lo puedo resumir en que la misma forma parte de la idiosincrasia nacional, civil y religiosa, siendo una de las marchas más reconocidas en el ámbito nacional e internacional.

Portada de la partitura del Duelo de la Patria, que custodia la Biblioteca Joaquín García Monge de la Universidad Nacional.

 

Don Rafael Chaves Torres, nació en San José en 1843, hijo de doña Lorenza Torres. Fue cornetilla de la Banda Militar de San José en 1854, instrumentista en 1862, Director de la Banda Militar de Cartago de 1869 a 1872, Director de la Banda Militar de San José de 1872 a 1887 y Director General de Bandas de 1887 a 1907. Falleció el 12 de mayo de 1907.

Celebrar la Anunciación del Señor nos permite contemplar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, pero también admirar la entrega libre y total de María.  El Papa Francisco nos recuerda que hay un estilo mariano en la vida de fe: “Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» (Lc 1,52-53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente «todas las cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2,19).” [1]

El estilo mariano contrasta de manera significativa con varias formas erróneas de ser Iglesia que a menudo prevalecen en la vida cristiana contemporánea.

Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal en la Jornada de la Vida por Nacer:

Hoy, 25 de marzo, conmemoramos la Solemnidad de la Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen María y la encarnación en ella del Hijo de Dios. María, una joven comprometida con el justo José, enfrenta una situación de escándalo, queda embarazada sin la intervención de un varón, por obra del Espíritu Santo. Un embarazo en crisis, marcado por el dolor y la incertidumbre según los hombres, pero acontecimiento en el que Dios sale al encuentro de María y José, iluminando el corazón de él a través de un sueño, en el que el ángel le revela la grandeza del misterio que está sucediendo.

Coincidiendo con la solemnidad de la Encarnación del Señor celebramos la Jornada de la Vida por Nacer. Elevamos hoy nuestra voz para proclamar con alegría y convicción la dignidad inviolable de toda vida humana desde el momento de la concepción. La vida es un don sagrado de Dios, un regalo que hemos de acoger, proteger y promover con amor y responsabilidad.

En una sociedad donde la cultura del descarte amenaza especialmente a los más vulnerables, queremos reafirmar nuestro compromiso inquebrantable con la vida, particularmente con aquella que está por nacer y que muchas veces no tiene quien la defienda. La Iglesia, fiel al Evangelio de la vida, sigue proclamando que cada ser humano, sin importar su condición o etapa de desarrollo, es un hijo amado de Dios y merece ser acogido con respeto y ternura.

"Busca primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura". Esta cita bíblica, de Mateo 6,33, inspira la vocación del joven Albán Ulate Benavides, quien será ordenado diácono para la Diócesis de San Isidro este sábado 22 de marzo, en la Parroquia Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Cueva Santa, en Santa María de Dota.

Albán es hijo de Roxana Benavides Lizano y José Ángel Ulate Montero. A lo largo de su formación, asegura que ha sentido en todo momento la mano de Dios que lo sostiene y fortalece. Por su testimonio de entrega, piedad y fidelidad, admira a sacerdotes como el Padre Johnny Monge y Francisco Morales, así como a su obispo Monseñor Juan Miguel Castro.

Aunque Albán comenzó formándose como parte de la Diócesis de Ciudad Quesada, hizo opción por la Iglesia generaleña. Por eso, algunas de las comunidades en las que ha servido como acólito son del norte del país, tales como San José de Aguas Claras, Santo Domingo de Guzmán, en Monterrey, la parroquia Catedral de Ciudad Quesada y la de San Roque.

Actualmente sirve en la Parroquia Nuestra Señora de la Cueva Santa, recientemente nombrada Santuario Diocesano en San Isidro. En ella recibirá el ministerio del diaconado este sábado, por imposición de manos y oración consecratoria del propio Monseñor Juan Miguel Castro. Lo acompañará su familia, amigos y formadores, quienes desde ahora elevan oraciones a Dios por su servicio.

 

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