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Conozca al nuevo Doctor de la Iglesia: John Henry Newman

By Septiembre 19, 2025

Era uno de los intelectuales y predicadores más relevantes de la Iglesia Anglicana en el Siglo XIX y, tras profundizar en el estudio de los Padres de la Iglesia, decidió convertirse al catolicismo. Su conversión representó un fuerte impacto en plena época victoriana y provocó la conversión de muchas otras figuras reconocidas del anglicanismo. (Lea aquí ¿Qué es un Doctor de la Iglesia?)

Se trata de San John Henry Newman, teólogo, académico, filósofo, historiador y escritor, a quien próximamente el Papa León XIV le conferirá el título de Doctor de la Iglesia, según informó la Santa Sede el pasado 31 de julio. Aun no se ha comunicado la fecha de la ceremonia oficial.

“Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla”.

San John Henry Newman

Un camino a Oxford

Nació en Londres, Inglaterra, el 21 de febrero de 1801. A los 15 años tuvo una experiencia de Dios y se convirtió al cristianismo e ingresó a la Iglesia de Inglaterra. Más tarde, entró a estudiar a la Universidad de Oxford.

Aunque pudo haber optado fácilmente por una exitosa carrera profesional, decidió convertirse en sacerdote anglicano y permanecer célibe, algo inusual entre los clérigos anglicanos.

Sirvió como profesor en el Oriel College de la Universidad de Oxford. Ya por entonces, estudiaba a los padres de la Iglesia, esas figuras, principalmente de los primeros siglos del cristianismo, que supieron articular los fundamentos de la fe.

Asimismo, fue nombrado párroco de la iglesia de St. Mary en la Universidad de Oxford, donde desarrolló una rica actividad pastoral y de predicación que le hizo famoso.

En 1833 cayó enfermo y estuvo a punto de fallecer. Según cuentan, le dijo a su sirviente: “No moriré… Tengo un trabajo que hacer en Inglaterra”. Se recuperó y decidió formar con varios amigos lo que se convertiría en el Movimiento de Oxford, una agrupación que buscaba renovar la Iglesia Anglicana, con la idea de recuperar elementos de la iglesia primigenia. Igualmente, buscaban fundamentar que la Iglesia de Inglaterra era la continuación legítima y auténtica de la Iglesia apostólica primitiva.

Conversión al catolicismo

En esa época, Newman era un defensor convencido del anglicanismo y crítico de la Iglesia Católica, en la que veía desviación y distorsión de la fe cristiana. Sin embargo, entre más leía y estudiaba a los Padres de la Iglesia, comenzaban a surgir inquietudes en su ser.

El Movimiento produjo una serie de pequeños ensayos teológicos (Tracts for the Times, en español, “Folletos para los tiempos”). No obstante, con el tiempo, las autoridades de Oxford empezaron a preocuparse por sus escritos “poco protestantes”.

Newman escribió 25 de estos artículos. En algunos llegó a hacer críticas a la Reforma Protestante y hasta denunciaba sus violaciones. Especialmente, el último, el “tract 90”, fue el punto de inflexión. En este folleto presentó una interpretación de la doctrina anglicana compatible con la fe católica.

Fue publicado de manera anónima, pero todos sabían quién era el autor. Hubo un escándalo y las represalias fueron inmediatas. El artículo fue condenado por la Universidad de Oxford y el obispo de Oxford, Richard Bagot, le pidió que no publicara más Tracts. Básicamente, Newman fue considerado un traidor de la Iglesia de Inglaterra.

Quedó aislado, no era más tomado en cuenta en actividades académicas e incluso sus amigos se distanciaron. No hubo una expulsión formal de la universidad, pero era evidente que ya no era apreciado en aquel ambiente.

Dejó de ser tutor universitario y se retiró al pueblo de Littlemore. En 1843 renunció voluntariamente a su puesto de vicario en St. Mary’s, que -como se mencionó- era la iglesia parroquial de la Universidad de Oxford. Esto se considera como una manifestación notoria de su distanciamiento con el anglicanismo.

En Littlemore oraba, estudiaba y reflexionaba. En 1845, publicó el “Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana”, que se convirtió en un clásico de la literatura cristiana inglesa.

Según reseña un artículo de Vatican News, en esta obra, muestra cómo la Iglesia desarrolla su comprensión y articulación del dogma a lo largo del tiempo. El dogma “cambia… para permanecer el mismo”, ya que lo que los cristianos creen sobre el Dios trino, Jesucristo y la Iglesia es algo vivo y que da la vida, y lo que vive crece.

Su llegada a la Iglesia Católica

Ese mismo año, Newman acudió a un pobre misionero italiano para que escuchara su confesión. Así comenzó su entrada a la Iglesia Católica. Como era de esperarse, esta noticia no cayó bien en Oxford. El rechazo hacia él creció más aún. Así, el reconocido clérigo optó por decir adiós definitivamente a su amada universidad.

Por otro lado, en la comunidad católica inglesa también había quienes tenían sospechas sobre él y hasta lo consideraban una especie de “infiltrado”, cuyas “intenciones ocultas” podían causar mucho daño.

En todo caso, dos años después fue ordenado presbítero católico en Roma. Entró en el Oratorio de San Felipe Neri, un estilo de vida sacerdotal que él quería trasladar a Inglaterra.

Estuvo en Irlanda hasta 1858 como rector de una universidad y luego regresó a su país natal. En tierras inglesas se dedicó al servicio a los inmigrantes pobres y a los obreros de las fábricas que acudían al Oratorio para participar en el culto.

En respuesta a un ataque público sobre su conversión, escribió su famosa autobiografía, Apologia Pro Vita Sua (Una defensa de mi vida). Más que una biografía, es la historia de su conversión y una explicación de su proceso. El libro es considerado un clásico de la literatura religiosa victoriana.

Este llamativo converso llamó la atención del Papa León XIII, quien decidió nombrarlo Cardenal. Como dato curioso, Newman pidió no ser consagrado obispo y el Papa le concedió este deseo. Llevó una vida sencilla, dedicada al estudio y la predicación.

Falleció el 11 de agosto de 1890. Quiso que en su tumba escribieran: “De las sombras y las imágenes, hacia la verdad”, que describe su búsqueda de la verdad.

Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010. Luego, fue canonizado el 13 de octubre de 2019 por el Papa Francisco. Su festividad es el 11 de agosto.

“Un laicado que conozca su religión”

La Beatificación del Cardenal Newman tuvo lugar el 19 de setiembre de 2010. En esa ocasión, el Papa Benedicto XVI destacó el lema del predicador inglés: Cor ad cor loquitur, (“El corazón habla al corazón”).

El pontífice expuso que esa frase “nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios. Nos recuerda que la fidelidad a la oración nos va transformando gradualmente a semejanza de Dios”.

Mencionó, además, uno de sus sermones: “El hábito de oración, la práctica de buscar a Dios y el mundo invisible en cada momento, en cada lugar, en cada emergencia –os digo que la oración tiene lo que se puede llamar un efecto natural en el alma, espiritualizándola y elevándola”.

“Un hombre ya no es lo que era antes; gradualmente... se ve imbuido de una serie de ideas nuevas, y se ve impregnado de principios diferentes” (Sermones Parroquiales y Comunes, IV, 230-231).

Benedicto XVI también señaló que el servicio concreto al que fue llamado John Henry incluía la aplicación entusiasta de su inteligencia y su prolífica pluma a muchas de las más urgentes “cuestiones del día”.

Trajo a colación estas palabras de Newman: “Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla” (La Posición Actual de los Católicos en Inglaterra, IX, 390).

 

Cinco datos curiosos sobre el Cardenal Newman

1. Falló en su examen de admisión a Oxford: Era un joven brillante, con solo 15 años hizo su solicitud de ingreso a la Universidad de Oxford, pero la nota de su examen de admisión no fue la esperada. Al parecer no era bueno en matemáticas y ahí le fue bastante mal. Fue admitido pero no como becado, tal como él deseaba, aunque después logró conseguir una beca.

2. Tocaba el violín: Amaba tocar el violín. De hecho, también actuó en obras de teatro (en latín), ganó premios de oratoria y escribió poesía.

3. Denunció a un abusador sexual… y fue multado: Participó en un juicio para declarar en contra de un hombre llamado, Giacinto Achilli, un sacerdote que se había convertido al protestantismo, acusado de violaciones sexuales. Newman había conocido a víctimas de Achilli y quiso ayudarlas. El santo además publicó un panfleto donde señalaba la conducta de Achilli y defendía a la comunidad católica. Las autoridades lo acusaron de querer influir en el jurado, por lo que se le impuso una multa. Achilli aprovechó vacíos legales y evitó la condena, a pesar de las pruebas en su contra. Todo esto se ha visto como una muestra del sentimiento anticatólico en la sociedad inglesa de la época.

4. Pidió no ser nombrado obispo: Cuando el Papa León XIII lo nombró cardenal, Newman pidió no ser consagrado obispo, además deseaba quedarse en el Oratorio de Birmingham. El pontífice le cumplió su deseo.

5. Tenía un gran sentido del humor: No solo lo dicen quienes lo conocieron, sino que es algo que se puede percibir en sus escritos. Tenía un humor elegante e irónico, incluso hacía bromas sobre sí mismo, sus errores intelectuales y hasta problemas físicos.

 

Lista de Doctores de la Iglesia

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Newman contra el liberalismo religioso

Luis Fernando Calvo, director del Instituto Tomás Mora y Magíster en Estudios Políticos, destacó la figura del Cardenal Newman, particularmente se refirió a un breve texto conocido como el Discurso del Biglietto, a propósito de su nombramiento como cardenal de la Iglesia Católica.

Según menciona Calvo, ese documento permite entender mejor la obra del que será doctor de la Iglesia. El santo inglés reconoce que ha combatido con tenacidad por 50 años y habla del problema del liberalismo religioso, “que se constituye, para él, en el principal enemigo que la Iglesia debe combatir”.

De acuerdo con Calvo, el liberalismo religioso, para Newman, “es la doctrina que establece que no hay verdad definitiva en materia religiosa, que un credo es tan bueno como el otro, y esta es una idea que gana tracción diariamente”.

“Si este liberalismo es cierto, todas las doctrinas religiosas son simple opinión. La religión, así entendida, no es una doctrina digna de fe, es tan solo un sentimiento y una cuestión de gustos”, expone Calvo.

Y agrega: “Una religión así es profundamente individualista y no requiere de la fe o la razón, tan sólo de la conveniencia personal, es una religión hecha a la medida del hombre moderno y no del Dios eterno, una visión privada de la fe, sin efecto público alguno”.

El director del Instituto Tomás Moro también hace hincapié en la crítica a la visión smithiana (en referencia a Adam Smith, economista y filósofo, considerado el padre de la economía moderna) de la vida en sociedad, donde del interés personal se pretende derivar el bien común, por “una mano invisible”, una cuestión -afirma Calvo- que ha sido claramente desmentida a través de la experiencia cotidiana en la vida de sociedades liberales.

Esto conduce, para Newman, a la apostasía, según explica Calvo. “Newman -continúa-, conviene decirlo, no se opone a la existencia de valores universales en el ámbito público o la pertinencia de la ley natural, lo que plantea, más bien, es que el ascenso de estos valores se hace con miras a reemplazar el lugar público de la religión en una nación históricamente cristiana”.

“De esta manera -concluye Calvo-, Newman conecta el liberalismo en el ámbito religioso con el liberalismo político, que induce a la multiplicidad religiosa y luego, en la esfera pública, la excluye de toda relevancia, pues de lo contrario, la vida en común resultaría imposible. Y esto, para Newman, es urdimbre habilísima del Enemigo de las almas”.

Last modified on Viernes, 19 Septiembre 2025 09:59
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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