La pandemia no debe dar lugar a que los derechos de las personas mayores se vean vulnerados. La salud, la independencia y la autonomía son compromisos adquiridos por los gobiernos con esta población”, declaró Johanna Fernández Gómez, presidenta de la Junta Directiva de Ageco.
Ageco cuenta con la línea de atención socio legal 2542-4527, mediante la cual se escucha, informa y orienta sobre temas relacionados con la población adulta mayor.
A pesar de que las personas adultas mayores han sido reconocidas como población de riesgo frente al Covid-19, esto no significa que ya no pueden tomar decisiones, definir su plan de vida durante la pandemia y mantener su autonomía e independencia de acuerdo con sus tradiciones y creencias.
La persona mayor tiene derecho a elegir su lugar de residencia, dónde y con quién vivir, y debe tener acceso a todos los servicios de apoyo necesarios para evitar el aislamiento o la separación de su comunidad.
Asimismo, las personas mayores tienen derecho a su salud física y mental, sin ningún tipo de discriminación, por eso las autoridades instan a las personas adultas mayores a defender sus derechos en época de pandemia.
En nuestro país, indica Isela Corrales Mejías, gerontóloga y directora de Programas Gerontológicos de Ageco, lo primero es que “las personas adultas mayores conozcan cuáles son sus derechos y se informen sobre las instancias a las que pueden acudir en caso de sufrir algún abuso, maltrato o violencia”.
Igualmente el Papa Francisco ha dicho que existe la realidad del abandono de los ancianos: “¡cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida! Es el efecto del descarte que tanto daño hace a nuestro mundo. Se descarta a los niños, a los jóvenes y a los ancianos con el pretexto de mantener un sistema económico “equilibrado”, en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero. ¡Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura del descarte!”.
“Nosotros, los cristianos, junto con todos los hombres de buena voluntad, estamos llamados a construir con paciencia una sociedad diversa, más acogedora, más humana, más inclusiva, que no necesita descartar a los débiles de cuerpo y mente, aún más, una sociedad que mide su propio "paso" precisamente sobre estas personas”, agregó el Santo Padre.