He aprendido que los amigos verdaderos son aquellos que reflejan el amor de Dios en sus acciones. A menudo, son ellos quienes nos ayudan a encontrar el camino cuando nos sentimos perdidos. En momentos de dificultad, un amigo puede ser el rostro de Dios que nos conforta y nos anima a seguir adelante.
En este sentido, recuerdo a San José Moscati, quien dedicó su vida a ayudar a los enfermos a encontrar a Dios en medio de su sufrimiento.
Él creía que la atención médica no solo debía ser física, sino también espiritual. En sus palabras, se refleja la misión de acompañar al enfermo hacia la esperanza: "El médico que no tiene fe no puede curar al enfermo, porque el amor es el primer remedio". Esta perspectiva nos recuerda que, al estar al lado de quienes sufren, también podemos ser instrumentos de la gracia divina.
Además, la verdadera amistad nos enseña sobre el perdón y la paciencia. En tiempos de crisis, es fácil caer en la desesperación o en la frustración.
Sin embargo, un amigo genuino nos recuerda que la comprensión y el amor son esenciales. "La verdadera amistad es un alma en dos cuerpos", decía Aristóteles, y esta conexión profunda es lo que nos sostiene en los momentos más desafiantes.
La amistad también nos impulsa a crecer y a ser mejores personas. Cuando compartimos nuestras luchas y nuestras alegrías, nos fortalecemos mutuamente. Como dice Eclesiastés 4:9-10: "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo". La colaboración y el apoyo mutuo nos ayudan a enfrentar cualquier adversidad con más valentía.
En resumen, la amistad es un regalo divino que nos acompaña en cada etapa de la vida. Agradezco a Dios por amigos como Pepe, que iluminan mi camino y me ayudan a recordar que, a pesar de las dificultades, siempre hay esperanza.
La amistad no solo nos brinda compañía, sino que también nos acerca a Dios, quien es el verdadero soporte en todas nuestras batallas.
"Pepe, agradezco a Dios que por medio de tu testimonio cristiano he podido acercarme más a Dios y aceptar su voluntad sobre mi vida.
Dios siempre tiene un propósito para nuestras vidas; gracias por acercarme a comprender desde la fe este propósito.
Como decía el Beato José Ambrosoli: 'La vida se encuentra en el servicio a los demás. Al abrir nuestro corazón a la voluntad de Dios, descubrimos el verdadero sentido de nuestra existencia y la paz que solo Él puede brindar.' Que sigamos confiando en su plan y siendo instrumentos de su amor."