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Mañana es solo un adverbio del tiempo

By Willy Chaves Cortés, OFS Orientador Familiar, UJPll / Máster en Comunicación Política, UCR Octubre 28, 2024

Joan Manuel Serrat y la grandeza de su obra musical son un eco de las voces de América Latina. Su música trasciende el tiempo y la memoria, resonando con las luchas y emociones de generaciones. Como diría Gabriel García Márquez, "el tiempo no es lineal, es una serie de recuerdos que lo construyen", reflejando la profunda conexión que Serrat establece con su audiencia.

En su discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias, Serrat destacó que "el tiempo es escaso, la vida es corta y efímera, y se nos puede ir en cualquier momento". Esta reflexión resuena profundamente en su obra, recordándonos la importancia de aprovechar cada instante y de luchar por lo que realmente importa.

Serrat también recuerda con cariño a sus padres y su familia, quienes jugaron un papel fundamental en su formación. Las vicisitudes que enfrentó en su camino hacia el éxito, desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un artista consolidado y aplaudido en todo el continente latinoamericano, son testimonio de su perseverancia y dedicación.

Su amistad con don Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y defensor de la paz y la democracia en la región, resalta su compromiso con la justicia social. Ambos comparten una visión de América Latina que privilegia la libertad sobre la opresión. Serrat ha sido un crítico de los regímenes opresores, manifestando su desencanto con la dictadura cubana, lo que lo convierte en una voz relevante en la defensa de la democracia.

Lo único que me separó y me separa de Joan Manuel Serrat es su militancia ateísta, pero respeto el Sagrario de su conciencia, aunque no lo comparta. Como bien dice el maestro Julián Marchena: "La canción es un grito que no se ahoga", y así, la música de Serrat se erige como un legado que sigue inspirando y uniendo en la lucha por la libertad y la justicia. Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel y Almodóvar fueron padrinos artísticos de la gran costarricense Chavela Vargas, cuya voz también resonó con las penas y alegrías de la vida, reflejando la rica tradición musical de América Latina.

Carlos Monsiváis afirmó que "la cultura es el espacio donde se encuentra la resistencia", y en ese sentido, la obra de Serrat es un testimonio de resistencia cultural.

El Papa Francisco ha señalado que "la cultura es un espacio privilegiado para la evangelización", y ha enfatizado la importancia del diálogo entre aquellos que creen y aquellos que no creen. En sus palabras, "el respeto por los que no tienen fe es fundamental, así como el respeto por aquellos que creen".

Este diálogo es esencial para construir puentes y fomentar una convivencia pacífica en nuestra sociedad. La capacidad del arte para unir pueblos y comunidades es innegable, y en este sentido, la música de Serrat actúa como un vehículo que trasciende barreras.

El Papa Benedicto XVI también reflexionó sobre la importancia de la cultura en la fe, afirmando que "la fe, para ser auténtica, debe estar enraizada en la cultura".

San Juan Pablo II enfatizó que "la cultura es el camino que conduce a la verdad y a la vida", lo que resalta el papel fundamental del arte en la evangelización y el reconocimiento de la diversidad cultural. El cardenal Martini, por su parte, destacó que "la evangelización depende del reconocimiento y la valoración de las culturas de los pueblos", lo que subraya la necesidad de integrar diferentes perspectivas en el diálogo cultural.

A través de su música, Serrat aborda temas universales que resuenan con todos, independientemente de sus creencias. Su arte es un reflejo de la vida misma, con todas sus complejidades y matices. En este contexto, la obra de Serrat se convierte en una herramienta poderosa para la reflexión y la conexión, permitiendo que tanto creyentes como no creyentes encuentren un espacio común en el que compartir sus experiencias.

Octavio Paz nos recuerda que "la poesía es la forma más alta de la libertad", lo que refleja cómo Serrat ha utilizado su arte para dar voz a lo que muchos sienten, pero no pueden expresar. Finalmente, Borges nos enseña que "la música es el arte más cercano a las lágrimas", una verdad que se refleja en la emotividad profunda de las canciones de Serrat.

Alberto Albertí nos recuerda que "la libertad es un acto de creación", y en las palabras de Mario Benedetti, "no hay nada más poderoso que una idea cuya hora ha llegado". La música de Serrat, en su esencia, es un canto a la libertad y un llamado a la unidad entre pueblos diversos.

En conclusión, la obra de Joan Manuel Serrat es un testimonio del poder del arte para trascender fronteras y unir corazones. En un mundo cada vez más dividido, su música nos invita a dialogar, a respetar y a comprender las diferentes realidades que coexisten en nuestra sociedad.

La importancia del reconocimiento cultural y del respeto mutuo es esencial para construir un futuro en el que tanto creyentes como no creyentes puedan convivir en armonía.

De la canción 'Bienaventurados': "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando"

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