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Bendiga a sus hijos todos los días

By Noviembre 12, 2021

En muchos hogares costarricenses la bendición es de suma importancia. La bendición dice la versión del Catecismo para los Jóvenes “Youcat”, es el bien que viene de Dios, es decir, es una actitud divina que da y preserva la vida.

Bendecimos dibujando una cruz  en la frente de una persona para protegerla, sanarla y fortalecerla. La persona santificada se convierte en una persona elegida, sagrada, plena. Pero no solo significa eso, bendecir es invocar la protección divina para esa persona, pensar o hablar de ella con gratitud, regalarle felicidad.

Solemos pronunciar una bendición cuando amanece, cuando hacemos los distintos tiempos de comida, al salir de casa, antes de un examen o bien en circunstancias de la vida en la que necesitamos encomendarnos a Dios.

Sin embargo, actualmente muchas personas han olvidado la importancia de la bendición, un “Dios te bendiga” o “Dios te cuide”, es el mejor deseo que se puede tener por otra persona.

Una de las bendiciones más poderosas es la de los padres hacia los hijos. En diciembre del 2015, el Papa Francisco, exhortó a los padres de familia a dar la bendición a sus hijos al comenzar y concluir el día, como una práctica cotidiana.

“¿Qué puede ser más bello para un padre y una madre que bendecir a sus hijos al comienzo de la jornada y cuando concluye?”, expresó el pontífice durante la misa por el Jubileo de la Familia que ofició en la basílica de San Pedro. El Papa sostuvo que cuando los papás bendicen a sus hijos, haciéndoles la señal de la cruz en la frente, los encomiendan a Dios.

Esta costumbre de dar la bendición a los hijos es algo que se ha mantenido en el tiempo y debe seguir fomentándose, pues ‘toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre “con toda clase de bendiciones espirituales" (Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo’ (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1671).

La bendición trae a las vidas favores, misericordias, condiciones benéficas, y aleja el mal deseado o procurado por otros o por el mismo Maligno.

Es bueno para la vida de todo ser humano bendecir incluso cuando se come sólo. De ese modo, se adquiere el hábito de vivir en presencia de Dios con sencillez a lo largo del día, y no sólo, por ejemplo, en el templo.

Una manera sencilla de impartir la bendición es marcar la señal de la cruz en la frente de su hijo o hija. Mientras, se puede rezar alguna bendición concreta desde la más común (Que Dios te bendiga en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo).

Lo mismo cabe decir acerca de a quién corresponde en la casa hacer la bendición. En muchas familias es costumbre que lo haga la madre, que tal vez es la que los ha preparado y a la que todos miran esperando (y agradeciendo) que cuide de todos de ese modo tan maravilloso. O el padre, como cabeza de familia. No faltan hogares en que de buena gana se le pide al más pequeño que dirija la bendición, como signo del respeto y cariño a los niños que Jesús enseñó; o que la hacen por turno los hijos.  Lo importante en cualquier caso es que es una oración familiar, un detalle que hace brillar el carácter cristiano de aquel hogar.

Al despertar, bendice tu día, tus acciones y tus seres queridos. Ellos se verán rodeados de esa bendición. Al pasar por la calle, bendice a la gente que mires o tus lugares de trabajo, tu bendición acompañará a los demás en su camino. Cuando te encuentres con alguien y hables con ellos, bendice su salud, su trabajo, relaciones con Dios, consigo mismo y con los demás.

Bendícelos en su abundancia, para que su vida florezca. Bendice tu ciudad y el lugar dónde vives, la naturaleza y el aire que respiras, pues sin él dejarías de existir.

Bendice todo lo que entra a tu cuerpo o comes, bendice a las personas que prepararon o cultivaron tus alimentos. Cuando alguien te agreda, respóndele con una bendición silenciosa. Recuerda que tu al responder con bendiciones generas un escudo de protección.

Bendecir significa desear el bien en todas sus formas. Piensa, crea y genera el bien en pensamientos y actitudes. Al bendecir invocas la protección divina, piensas y hablas desde el amor y el agradecimiento.

Laura Ávila Chacón

Periodista, especializada en fotoperiodismo y comunicación de masas, trabaja en el Eco Católico desde el año 2007.

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