Face
Insta
Youtube
Whats
Jueves, 18 Abril 2024
Suscribase aquí

El perdón que sana el alma

By Julio 05, 2021

Muchos van por la vida guardando en su alma heridas, acciones o  palabras que en algún momento los dañaron, sea de sus padres, amigos, jefes, compañeros o bien de su pareja.

Esas heridas pueden dejar sentimientos duraderos de enojo, amargura y hasta vergüenza; ante esto, es muy importante aprender a perdonar y pedirle a Dios el discernimiento para actuar cómo Él lo haría en cada situación.

La Palabra de Dios nos invita a perdonar 70 veces 7, es decir, siempre, y ello implica la decisión de dejar atrás el rencor, la tristeza y los pensamientos de venganza que conlleva cada situación u ofensa que se ha recibido en la vida.

El dolor de los hechos merma con el tiempo; sin embargo, hay ocasiones en que los recuerdos volverán a la mente del ofendido, se sentirá triste y hasta llorará, pero si perdona de corazón la paz volverá  y brotarán sentimientos de comprensión y misericordia por quien causó aquella herida.

Para llegar a esta etapa, se debe pasar por un proceso de cambio que implica pasar del sufrimiento al perdón, para ello es de suma importancia reconocer el valor de perdonar, que cual conlleva  mejorar la vida. Así, el ofendido debe identificar que necesita sanar, es fundamental buscar ayuda y considerar unirse a un grupo de apoyo o bien un psicólogo o consejero espiritual.

El perdón es la manifestación más alta del amor y, en consecuencia, es lo que más transforma el corazón humano. Por eso, cada vez que perdonamos se opera en nosotros una conversión interior, un verdadero cambio al grado que San Juan Crisóstomo llega a decir que “nada nos asemeja tanto a Dios como estar dispuestos al perdón”.

Si los resentimientos son los principales enemigos para las buenas relaciones con los demás, el perdón permite recobrar el tesoro de la amistad o recuperar el amor que parecía perdido. ¡Qué doloroso resulta perder a un amigo, por la sencilla razón de que no se cuenta con la capacidad para perdonar alguna ofensa! Y qué frecuente es que el amor entre dos personas decaiga porque cada uno va acumulando, llevando cuentas de las ofensas recibidas, en lugar de pasarlas por alto y perdonarlas. El perdón mantiene vivo el amor, lo renueva, y evita la pérdida de la amistad que es uno de los dones más valiosos en esta vida.

 

Perdonar con libertad

 

El acto de perdonar es un asunto libre. El superar las ofensas es una tarea importante, porque el odio y la venganza envenenan la vida. Los resentimientos hacen que las heridas se infecten en nuestro interior y ejerzan su influjo pesado y devastador, creando una especie de malestar y de insatisfacción generales.

En consecuencia, uno no se siente a gusto en su propia piel. Pero si no se encuentra a gusto consigo mismo, entonces no se encuentra a gusto en ningún lugar. Los recuerdos amargos pueden encender siempre de nuevo la cólera y la tristeza que pueden llevar a depresiones. Un refrán chino dice: “El que busca venganza debe cavar dos fosas”.

Las heridas no curadas pueden reducir enormemente nuestra libertad. Pueden dar origen a reacciones desproporcionadas y violentas, que nos sorprendan a nosotros mismos. Una persona herida, hiere a los demás. Y, como muchas veces oculta su corazón detrás de una coraza, puede parecer dura, inaccesible e intratable. En realidad, no es así. Sólo necesita defenderse. Parece dura, pero es insegura; está atormentada por malas experiencias.

Hace falta descubrir las llagas para poder limpiarlas y curarlas. Poner orden en el propio interior, puede ser un paso para hacer posible el perdón. Pero este paso es sumamente difícil y, en ocasiones, no conseguimos darlo. Podemos renunciar a la venganza, pero no al dolor. Aquí se ve claramente que el perdón, aunque está estrechamente unido a vivencias afectivas, no es solo un sentimiento. Perdonar significa renunciar a la venganza y al odio. Existen, por otro lado, personas que no se sienten nunca heridas. 

Si no perdono al otro, de alguna manera le quito el espacio para vivir y desarrollarse sanamente. Éste se aleja, en consecuencia, cada vez más de su ideal y de su autorrealización. En otras palabras, le mato, en sentido espiritual. Se puede matar, realmente, a una persona con palabras injustas y duras, con pensamientos malos o, sencillamente, negándole el perdón.

 

Infórmese primero con una suscripción digital. Conozca nuestros cómodos planes, es muy fácil, ingrese en este enlace.

Laura Ávila Chacón

Periodista, especializada en fotoperiodismo y comunicación de masas, trabaja en el Eco Católico desde el año 2007.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad