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La vida del patrón de los leprosos

By Mayo 30, 2020

El Padre Damián pidió ir a una isla donde eran enviados los leprosos, a sabiendas que muy probablemente él también sería contagiado de la enfermedad y moriría, expresamente pidió viajar a una isla de la que no se podía salir, un lugar sin ley ni autoridad donde reinaba el caos.

Se trata del misionero belga, Jozef Van Veuster, más conocido como el Padre Damián, un santo cuya festividad tiene lugar este 10 de mayo.

La Butaca de Don Bosco presenta esta semana dos películas basadas en la vida de quien es considerado El Apóstol de los Leprosos.

Las más reciente se titula Molokai: La historia del Padre Damián (1999) y Molokai: La Isla Maldita (1959), ambas hacen referencia a los 16 años que el sacerdote pasó en la llamada “Isla Maldita”.

El apóstol de los leprosos

El misionero pertenecía a la Congregación de los Sagrados Corazones, llegó a Hawái en 1864 y pidió ser enviado a Molokai, adonde arribó en 1873.

“Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado grande si se hace por Cristo”, fueron las palabras que dijo a su obispo.

De acuerdo con la biografía de la Congregación, en aquella Isla no había leyes, ni escuelas, ni hospitales; los enfermos agonizaban en cuevas oscuras e insalubres, o pasaban el tiempo entre cultivos, alcohol y peleas, pero la llegada de San Damián fue un punto de inflexión.

“(El misionero) construyó una capilla, una escuela, un hospital y varias granjas, ya que los leprosos, con sus miembros casi pútridos, apenas podían levantar una vivienda por sí mismos”.

Además, el sacerdote estableció normas de higiene y emprendió una campaña internacional para recabar fondos, que comenzaron a llegar de todo el mundo.

“Pero lo que más le importaba era el alma de sus leprosos. Catequizaba puerta por puerta, los bautizaba, comía con ellos, fumaba en sus pipas, limpiaba sus pústulas y les saludaba dándoles la mano, para que no se sintiesen despreciados”, agrega la biografía.

En 1884, “un día, metió accidentalmente el pie en un caldero de agua hirviendo, y no sintió dolor. Entonces lo comprendió: él también se había contagiado”.

A pesar de esto, los residentes testimoniaron que continuó su trabajo, incluso siguió construyendo casas. Falleció cinco años después y fue beatificado el 11 de octubre de 2009 por el Papa Benedicto XVI.

Un programa de televisión belga realizó en el 2005 una votación para elegir a El Más Grande Belga, en la cual la mayoría de votos fueron para el Padre Damián.

 

 

Last modified on Sábado, 20 Junio 2020 19:32
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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