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El Señor ha moldeado mi corazón

By José Rodolfo Redondo Junio 05, 2020

Mi nombre es Jose Rodolfo Redondo, tengo 21 años, soy originario de la parroquia Santa Rosa de Lima en Oreamuno de Cartago, este año empecé una experiencia de misión en la Diócesis de Tilarán- Liberia, realizo mi servicio pastoral en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de María en Liberia. Estoy en mi cuarto año de formación en el Seminario.

A lo largo de este proceso de Seminario he descubierto cómo mi historia de salvación es el barro que Dios ha tomado, con el que quiere moldearme e ir formando en mi corazón los sentimientos y las actitudes que quiere encarnar en mí, para que en mi caminar cristiano sea testimonio de que la grandeza de Dios actúa en medio de cualquier circunstancia y más aún en las dificultades. Para reafirmar esto, quisiera citar la frase que El Señor le dice a Pablo “Mi poder se perfecciona en la debilidad” (Cf. 2Cor 12,9) Dios no busca personas perfectas, Él quiere hombres débiles en los cuales se pueda manifestar su gracia, su grandeza y sobre todo su misericordia.

Durante mi niñez (entre los nueve y 12 años) me ilusionaba la idea de ser sacerdote, esa era la “profesión” que yo quería ejercer cuando fuera grande, recuerdo que cuando en la escuela nos preguntaban sobre esto, ésa era siempre mi respuesta, incluso hasta dibujos hacía del padre celebrando la misa. Cuando pasé al colegio ya no me atraía tanto el sacerdocio, ahora mis ilusiones eran como las de cualquier joven: estudiar, formar una familia, tener plata, etc. Sin embargo, no me alejé del todo de la vida de Iglesia, a lo largo de los primeros tres años del colegio, siempre fui muy callado, me enfocaba mucho en el estudio y estar en mi casa.

Cuando pasé a décimo año, sí hubo un cambio bastante grande en mi vida. Soy aficionado al Cartaginés (por eso algunos dicen que soy un hombre de fe), en ese año -2014- empecé a ir con mucha más frecuencia al estadio, me involucré con la barra del equipo, y todo lo que esto significa, pensaba ilusamente que, en el estadio, el alcohol, los amigos, la novia y la fiesta estaba la felicidad, ahí me sentía bien. A pesar de esto seguía involucrado un poco en la Iglesia ya con menos intensidad, en ese momento mis prioridades eran otras. En el último año del colegio yo seguía claro en lo que quería y el sacerdocio no estaba en mis planes; sin embargo, ese año me inquietó mucho la figura del párroco, que llegaba al colegio a darnos clases de dibujo, con él se podía vacilar, era cercano, pero eso no pasó más allá de una inquietud. Pero al final del año, cuando ya no tenía nada que hacer porque ya había terminado el colegio, empecé a ir a misa entre semana y en la persona de ese sacerdote celebrando la misa, algo o alguien empezó a inquietarme el corazón, era Dios que me llamaba.

En febrero del 2016 empecé los encuentros vocacionales, ahí conocí personas carguísimas, algunos de ellos hoy son mis compañeros de seminario y otros desde fuera son grandes amigos, también durante este tiempo una situación bastante fuerte me hizo darme cuenta de lo que Dios me estaba pidiendo. En el 2017 entré al Seminario Introductorio y si de algo ahora estoy convencido, es de que el Seminario ha sido -y sigue siendo- una experiencia única de encuentro con Jesucristo y con la Iglesia, donde he podido palpar la grandeza del don de la vocación y donde, por medio de las personas: padres formadores, compañeros, laicos de las parroquias, tanto de origen como de pastoral, he aprendido a escuchar la voz de Dios.

Han sido cuatro años de discernimiento y crecimiento en los que he aprendido a mirar hacia atrás con agradecimiento y esperanza, donde he podido sentir “la Pascua” del Señor en mi historia de Salvación. Toda esa historia, con esos errores y sus debilidades, es el lugar en el que hoy Dios está mostrando su poder, su gracia y sobre todo su misericordia. Él se ha encargado de tomar toda esa historia de salvación y con ella moldear mi corazón. Gracias a todo eso hoy tengo la certeza de lo que un gran amigo me dijo un día “no dudés que vos y toda tu historia están en el corazón de Jesús”.

Last modified on Sábado, 20 Junio 2020 19:28

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