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Ecología integral para el auténtico desarrollo

By Mons. José Rafael Quirós. / Arzobispo de San José Abril 20, 2022

En todo estudio serio sobre la realidad, en consonancia con las tendencias demográficas, sociales, económicas y políticas, el tema del “medio ambiente” ocupa un lugar especial. Hemos llegado a cierta “sensibilidad ambiental” al constatar la afectación, la transformación y hasta el cambio nefasto que sufre nuestro planeta por la irresponsable intervención humana.

Aunque desde los años setenta se han suscrito decretos y tratados de protección del medio ambiente, la política ambiental en Costa Rica se apoya en una legislación con carácter constitucional a partir de 1994: Artículo 50.- “El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza. Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.” Es innegable que hemos impulsado la conservación ambiental con la creación de Parques Nacionales y zonas protegidas a fin de preservar nuestra extraordinaria biodiversidad.

Aún así, con pesar, los costarricenses fuimos testigos de como en febrero fueron consumidas más de 10 mil hectáreas por los incendios forestales. Nos queda mucho por aprender y seguir avanzando en lugar de retroceder, como de hecho ha sucedido después de la publicación de la “Encíclica Laudato Si”. En el 2021 Costa Rica se ubica en el tercer lugar en América Latina, después de Panamá y Chile.[1]

Lógicamente, en la arena política, los candidatos que hoy se enfrentan en la segunda ronda electoral, han entendido que el Medio Ambiente es un tema de campaña, y más aún, de identidad nacional; ahora bien, corresponde a los ciudadanos discernir el enfoque y los fundamentos que sostienen sus postulados.

La creación salida de las manos de Dios se encuentra gravemente amenazada, producto del egoísmo humano y el consumismo. La Doctrina Social de la Iglesia, y de modo particular, el Papa Francisco promueven el acercamiento al tema desde lo social más allá de lo ambiental a través de una auténtica “Ecología Integral” que, como él mismo explica: … “ implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia “no debe ser fabricada sino descubierta, develada”.[2]

El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión. “Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. Mientras tanto, el mundo del consumo exacerbado es al mismo tiempo el mundo del maltrato de la vida en todas sus formas.”[3]

Desde esta lógica integral, el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, forma parte de su entorno, y debe lograr una convivencia armónica con el resto de los seres vivos.

Es conveniente profundizar este concepto, sobre todo, por las deformaciones ideológicas que también se expresan desde cierto ecologismo radical donde el ser humano es percibido como usurpador y depredador de la Tierra, cuyas organizaciones y activistas promueven batallas campales contra el mismo hombre, hasta el “ecoterrorismo” es decir, el uso de prácticas terroristas en apoyo a causas ecologistas y de derechos de los animales.

En nuestra sociedad encontramos grandes paradojas en este tema, por ejemplo la defensa de la vida de los animales, algo sin duda valioso, pero hay quienes presionan ideológica y políticamente, por la aprobación del aborto, se da también la tendencia a humanizar los animales de compañía, dándoles un trato como humano, invirtiendo sumas de dinero y tiempo mientras hay enfermos, adultos mayores abandonados, desechados y olvidados.

Como recuerda el Papa, enfrentamos el desafío urgente de “proteger nuestra casa común” e incluye “la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral”.[4] No hay auténtico desarrollo humano sin el pleno respeto a la persona humana y la justa atención a la creación.

Invito a todos los ciudadanos a ser instrumentos de Dios para el cuidado de su creación. Los cristianos, recitemos con especial devoción el Cántico de las creaturas de San Francisco.

 

[1] https//observatoriolaudatosi.cr

[2] Laudato Si, n.225

[3] Idem, n.230

[4] Laudato si, n.13

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