Los tres fragmentos de los Museos Vaticanos proceden cada uno de una parte diferente del templo construido por Pericles entre 447 y 432 a.C. Ejemplo de arte excelso y símbolo mismo de toda Grecia y de su cultura, es obra de Fidias, que fue el superintendente de la obra y escultor del decorado.
El primer fragmento es la cabeza de un caballo, parte del frontón que representa la disputa entre Atenea y Poseidón por el dominio del Ática; el segundo es la cabeza de un joven portador de panes, en la procesión de las Panateneas, fiesta conmemorativa de la fundación de la capital griega y que se encontraba en el secreto del templo, es decir, en las naos, la cella que albergaba la estatua criselefantina, es decir, de marfil y oro, de Atenea Parthènos, también esculpida por Fidias.
Por último, el tercer fragmento es una cabeza viril barbuda, probablemente una de las metopas del lado sur del templo con la representación de la batalla de los centauros, contra los lapitas.
“Esta donación es un gesto de paz en este momento histórico tan marcado por las guerras”, declaró el cardenal Vérgez, durante la ceremonia de entrega de los tres fragmentos a Grecia. Este gesto -continuó el cardenal- quiere tender puentes de fraternidad y mostrar al mundo que siempre hay una vía para el diálogo y la pacificación.