En su discurso de bienvenida, el Patriarca dirigió en primer lugar un entrañable pensamiento al Papa, su “hermano” en la fe, y habló, entre otros temas, de su compromiso con el Papa Francisco ante el aniversario del Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino en el año 325. Compartimos parte del diálogo
Su Santidad, ¿qué puede decirnos sobre este compromiso común?
El Concilio Ecuménico (de Nicea - ed.) fue muy importante para fijar el contenido de nuestra fe cristiana, pero también para fijar la fecha de la Pascua, cómo y cuándo debe celebrarse. Desgraciadamente, no lo hemos celebrado juntos desde hace muchos años, desde hace muchos siglos. Así que, en el contexto de este aniversario, el objeto de nuestros esfuerzos compartidos con el Papa es encontrar una solución a esto. Tal vez no sea el momento de dar detalles, pero quiero subrayar que por parte de los ortodoxos y los católicos existe esta buena intención de fijar por fin una fecha común para la celebración de la Resurrección de Cristo. Esperemos conseguir un buen resultado esta vez.
¿Cómo ve las esperanzas de paz ante la devastadora guerra en Ucrania?
Esta guerra no se puede justificar de ninguna manera. Hace poco hablé de ello, incluso mientras estaba en Inglaterra. Hablé con dureza, pero tuve que hacerlo en nombre de nuestra fe cristiana y más allá. Me parece que todos los hombres que tienen una visión justa de las cosas no pueden sino condenar esta guerra. El propio Papa quiere sensibilizar al mundo entero sobre la paz. En uno de sus mensajes, el 1 de enero de hace unos años, el Papa dijo que no puede haber paz sin justicia. Y una palabra muy acertada, esta: no podemos tener paz sin justicia. Esto es siempre válido y en mis homilías repito estos mensajes del Papa, de todos los Papas, a propósito del primero de enero que es el día de la oración por la paz. Son mensajes muy importantes y muy sabio es su contenido.
Durante años, el Patriarcado Ecuménico se ha distinguido por la importancia de proteger el ambiente y la vida humana. Ante la digitalización, ¿no se corre el riesgo de poner en peligro la dignidad humana al entregarla a las máquinas?
Respetamos la ciencia, respetamos la tecnología. El Consejo Pan-Ortodoxo de Creta de 2016 dijo que la ciencia, la tecnología, la investigación científica son un regalo de Dios, pero por otro lado reconocemos que hay derivas. Ponemos la persona humana, la dignidad de la persona humana, en el centro de todo. Por supuesto, la tecnología moderna y digital se utiliza mucho en las escuelas, pero este nuevo método no puede sustituir al antiguo método de enseñanza basado en los valores espirituales, en la ética. Repito: en el centro de todo está la dignidad de la persona humana, en torno a la cual debemos hacer nuestras elecciones, respetando la libertad de la persona humana.