Tenía tan solo cuatro años de edad cuando ocurrió un hecho que lo marcaría por el resto de su vida. Ingirió aguarrás por accidente y estuvo a punto de morir. “Fui testigo de la misericordia de Dios en mi vida. Desde aquel momento sentí que mi vida me había sido dada para servir a los demás, sentí que ese era mi propósito, mi misión”, dice.