La liturgia es para glorificación de Dios y santificación de su pueblo. Básicamente, consiste en el conjunto de actos, ritos y ceremonias que forman parte del culto público a Dios, por ejemplo, la Santa Eucaristía, los Sacramentos y celebraciones como Navidad o Semana Santa.
Antes del Concilio Vaticano II, la Santa Eucaristía se celebraba en latín, con el sacerdote de frente al altar (o según la perspectiva, de espaldas a la asamblea). Estas son solo dos de las características más mencionadas del rito preconciliar, que hasta entonces no había sido modificado de manera sustancial durante unos 400 años.