Tras ocho años de la publicación de Laudato si’, la encíclica del Papa Francisco sobre Ecología Integral y el cuidado de la Casa Común, este 4 de octubre, en la fiesta de San Francisco de Asís, se lanzó su nueva exhortación apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios), sobre la crisis climática actual.
Se trata de una necesaria llamada de atención del Pontífice pues, “con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre” (LD, 2).
Más allá de esta posibilidad, advierte el Papa, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas: “Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.”.
Se trata, en efecto, de un problema social global íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana, es decir, no se trata de una mirada ideológica desvinculada de la realidad de las personas, por el contrario, el cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial, especialmente por su efecto entre los grupos más vulnerables, los pobres y quienes viven al margen del desarrollo.