En este tiempo, las raíces profundas de fe que tiene nuestro pueblo permiten ver en muchos de nuestros hogares la imagen sagrada de la Familia de Nazaret. Tenemos nuestro propio portal o «pequeño Belén». En este signo reflejamos nuestra fe, lo hacemos con amor y evocamos esa imagen del Evangelio que nos inspira a nacer continuamente en la fe, la esperanza y el amor.
En esta Navidad, llegue nuestro mensaje para todas las personas: creyentes y no creyentes, católicos y practicantes de otros credos, ministros ordenados, personas de la vida consagrada, fieles laicos comprometidos, también para aquellos que se han alejado de la Iglesia, costarricenses y extranjeros. No queremos que nadie quede sin recibir nuestro saludo de esperanza, de alegría y de paz, ¡que toda la nación sea cobijada por la luz maravillosa y la santa alegría de la Navidad! Que estos sentimientos se vean reflejados no sólo en este tiempo, sino a lo largo del año venidero 2021.
Que la Palabra hecha carne, presente entre nosotros, llena de gloria, de gracia y de verdad (cfr. Juan 1, 14) habite toda nuestra nación, inspire el corazón de cada uno de sus habitantes, y podamos así caminar juntos y fortalecidos en procura del anhelado bien común, que nos permita tejer lazos de fraternidad y consolidar a nuestro país en los caminos de la justicia, la paz social y el amor mutuo.
En esta Navidad, hacemos llegar nuestra bendición a todos los rincones de nuestra patria; que el «Dios con nosotros» anime y santifique nuestras vidas, y que la Reina de los Ángeles, madre y patrona nuestra, siga intercediendo por Costa Rica. Nos encomendamos también a la protección de San José, especialmente en este año dedicado al Santo Patriarca, padre nutricio de Jesús.
En la sede de la Conferencia Episcopal, San José, a los 24 días del mes de diciembre del año del Señor 2020.