“La Iglesia como María es portadora y servidora de los misterios que el Señor le ha encomendado. Respondamos, asumamos esa respuesta consciente de ser Iglesia como lo hizo María”, insistió Monseñor.
Según dijo, el signo de la Vestición de la Sagrada Imagen, nos debe animar a seguir colocando en Ella nuestra mirada contemplativa. “Mirar como ella nos lo enseña a su hijo Jesús, fuente de amor, fuente de esperanza, que no deja de consolar a su pueblo con palabras de bien y salvación para todos. No dudemos en revestirnos de los sentimientos del Hijo de María. Su gracia, hermanos, nos precede siempre, nos acompaña y nos fortalece”.
“Haced lo que él os diga. Este es el mensaje central de María, según hemos escuchado en el Evangelio de Juan. María, como madre de la Iglesia, nos enseña que es Él, con poder y autoridad, quien transforma el agua en vino”.
“Como madre de la Iglesia y aquella que permanece siempre fiel a su hijo, nos dice en esta oportunidad: Hagamos lo que él nos pide. Así como una madre da consejos a su familia, María también, hermanos, nos dice: Hagamos sin duda alguna lo que Jesús nos pide”, concluyó Monseñor.