En un Jubileo, la Puerta Santa sirve para indicar a los fieles que pasar por la puerta de la iglesia significa una actitud de acogida, de agradecimiento, de pedir perdón, de pedir nuevas gracias o saber con seguridad que vamos a recibir una bendición.
Cruzarla supone una renovación y una actitud de conversión y de arrepentimiento. Significa todas esas cosas buenas y renovadas que tiene que poner el cristiano para cambiar de vida.
Cuando Cristo se refiere a sí mismo como la “puerta” significa que la persona encontrará en Él la salvación, la seguridad, la acogida y el calor. Todas las condiciones para que esté seguro el redil dentro de la puerta y el que entre por ella está en libertad, pues puede entrar y salir.
Dios está listo para concedernos sus bienes en cualquier momento, pero hay un tiempo en especial donde Dios está más dispuesto a darnos lo que le pidamos. Este tiempo es el Año Jubilar.
La indulgencia plenaria es una amnistía, es decir, que Dios perdona todo: perdona todos los pecados, sean los que fueren y cuando sean, borrando también la culpa por ellos.
Antes de cruzar la Puerta Santa, y obtener la indulgencia, la persona debe confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.
La Puerta Santa sólo puede ser abierta por el Papa y por los obispos en los lugares que ellos designen.