La película La Sociedad de la Nieve cuenta detalles de estos dolorosos momentos. El filme también menciona, aunque sea de manera superficial, cómo algunos de los supervivientes se aferraron a su fe y, de manera particular, al rezo del Rosario.
En el avión iba un equipo de rugby, perteneciente al Colegio Stella Maris, un centro educativo católico de Uruguay. Justamente, una de las actividades que desarrollaba el grupo sobreviviente, era rezar el Rosario.
Esta actividad era dirigida por el entonces joven de 18 años de edad, Carlos “Carlitos” Páez, uno de los jugadores. Lo hacía con un Rosario que le había regalado su madre. Como curiosidad, él (actualmente de 70 años) actuó en la película La Sociedad de la Nieve, donde interpreta a su papá.
Páez menciona que al momento del accidente “la caída duró exactamente el tiempo que yo, en medio de la excitación general, demoré en rezar el Avemaría”, según cuenta a EFE.
Precisamente, la relación con Dios es uno de los temas conversados por los sobrevivientes en el documental de Netflix, lanzado de manera paralela a la película. Por ejemplo, Carlos Páez menciona: :” Dios fue muy tangible en los Andes para mí, yo casi que lo sentía (...) Dios fue parte de esta historia, es innegable, pero no resolvió la historia, nos dio las herramientas para resolverla. Rezábamos todos los días, gracias al Rosario de mi madre…”.
En esa parte del documental, también Adolfo Strauch, otro sobreviviente, comenta: “Tuve una rebeldía con Dios, Carlitos (Carlos Páez) me insistió para volviera rezar el Rosario con el grupo, estuve dos días que no, aparte me aburría muchísimo”.
Y agregó: “Pero me sentí tan solo esos dos días. En un momento, Carlitos me tira el Rosario y me dice: “Seguí, acompañamos al Rosario”. Me metí, y te metés en el grupo, el Rosario nos unía. Había una unión espiritual, creyeras o no en Dios”.
Gustavo Zerbino, otro de los sobrevivientes, también recuerda en el documental su experiencia con Dios. “Me rebelé mucho con Dios, pero en los momentos más fulminantes del dolor, en el momento que el avión va a chocar, me saqué el cinturón, me levanté y empecé a decir: “Jesucito, Jesucito, quiero vivir”.
“Me acuerdo de la avalancha, no podía respirar, al costado el que estaba estaba muerto y al otro lado igual, no me entraba el aire, me desesperé y me dije: “¡No! Pero si Dios existe, no puede ser que esto termine con la muerte, me entregué a vivir la experiencia, de ahí fue como vivir algo mágico”, agregó.
Otro dato, es que Zerbino convocó en 2022 a un sacerdote argentino para que ofreciera una Santa Misa en el lugar del accidente, con motivo del 50 aniversario del suceso.
“Creo en Dios -dice Zerbino, en declaraciones recogidas por Rome Reports-. En la montaña, en esa montaña gigantesca, el hombre se empequeñece. Es tan pequeño todo en la mente se relativiza y estás en un estado de contemplación que la presencia de Dios es muy grande. El Dios que conocimos en los Andes era un Dios bondadoso, que quería lo mejor para nosotros. Le pedíamos fuerza a la Virgen María. Le rezábamos todas las noches, todas las noches, para no dormirnos y morirnos congelados. Le pedíamos fuerza, le pedíamos paz”.
Aciprensa, recoge también que durante esos días, en Uruguay, las madres de los jóvenes se reunían para rezar la oración mariana, incluso cuando las autoridades los habían dado por muertos y cesado su búsqueda.
La película La Sociedad de la Nieve cuenta detalles de esta dolorosa experiencia. El filme también menciona, aunque de manera superficial, cómo algunos de los supervivientes, se aferraron a su fe y, de manera particular, al rezo del Rosario.
Francisco escribió a los sobrevivientes
Con motivo del 50 aniversario del accidente, en 2022, el Papa Francisco envió un saludos a los sobrevivientes de la tragedia aérea, en el cual invitó a todos ellos a seguir “siendo artífices y profetas de esperanza”.
El Santo Padre escribió que rezaría por ellos y les pidió que rezaran especialmente “por los chicos y los familiares que no volvieron”. Respecto a las situaciones de extrema dureza que tuvieron que vivir aquellos meses, señaló que “eran un equipo y tenían la fuerza y el sostén de la oración”
Pero no es la primera vez que un Pontífice dirige un mensaje a los sobrevivientes. De hecho, Cuando se supo del rescate, el Papa Pablo VI les envió un telegrama y los reconfortó respecto al hecho de que se vieron obligados a comer carne humana para sobrevivir.
Gustavo Zerbino ha mencionado que en la carta Pablo VI les decía que Dios había puesto al hombre en la tierra para vivir, no para morir, y que de no haber ingerido esa carne, se podría haber considerado aquello como un suicidio.
