“El Señor ha fijado nuestra atención en su Corazón de carne. Es como el nuestro, pero formado de la pura sustancia de la Inmaculada Virgen María. Corazón formado por el Espíritu Santo y poseído con unión sustancial por el Verbo de Dios”.
Más adelante se pregunta, “¿Cuándo sonará la hora del corazón? Es lo que espera la humanidad anhelosa: el individuo no necesita tanto avión ni tanta rapidez, ni tanta diversión, pero sí necesita amar y ser amado un poco más”.
Y concluye recordando que “el mundo entero no necesita para la paz y tranquilidad social tanto armamento ni tantas amenazas, pero sí necesita más amor y ayuda mutua, que resuelva tanta iniquidad y traiga sobre la tierra la mercancía más necesitada: la paz de Cristo en el reino de Cristo”.