Son 146 años de cumplir con esta promesa jurada. Aun en pandemia, la procesión se realizó en vehículos, en cumplimiento de las medidas de higiene implementadas durante ese tiempo.
Durante esta celebración destaca el fervor religioso de los vecinos de Llano Grande. Asimismo, resulta llamativo observar cómo los jornaleros hacen una pausa en sus labores y se quitan sus gorras y sombreros para saludar a la Negrita.
La actividad se realiza cerca de la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Aunque cabe mencionar que los recorridos con la imagen de Nuestra Señora se realizan con un mes de anticipación, de otra forma, se tendría que hacer un trayecto muy extenso.
Los vecinos hacen sus “devociones”, que consisten en cantos alusivos a la Virgen Santísima, el rezo del Padre Nuestro y el Ave María, se pronuncia el Gloria Patri: “Gloria Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…”, y de nuevo un canto a la Virgen.
Hay casas donde se hace la “doble devoción”, es decir, se duplican los cantos y las oraciones. Esto es parte de la devoción popular en Llano Grande.
Historia de la tradición
Según cuenta la tradición, el 6 de junio de 1877, en los terrenos del Padre Chavarría cayó una plaga de chapulines que amenazaba con pasar a las demás tierras y destruir los sembradíos.
Los vecinos fueron a Cartago y pidieron licencia al cura Pbro. Juan Ramón Acuña y al señor gobernador de la provincia Juan Ramón Villavicencio para llevar solemnemente una imagen peregrina de la Reina de los Ángeles y rogar por el fin de aquella peste.
Cuando llevaron la imagen ocurrió el milagro. Los chapulines huyeron y se salvaron los sembradíos. Esto dio origen a la celebración de la Promesa de Llano Grande.