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Reconocen trabajo de imaginero herediano

By Marzo 20, 2022
De izquierda a derecha, José Valerio Argüello y su yerno Albino Bolaños. Abajo su hija Raquel Valerio Rodríguez y su esposa Emilia Rodríguez Elizondo. Alrededor de 1910. De izquierda a derecha, José Valerio Argüello y su yerno Albino Bolaños. Abajo su hija Raquel Valerio Rodríguez y su esposa Emilia Rodríguez Elizondo. Alrededor de 1910.

En un artículo publicado en la última edición de la Revista Herencia, de la Universidad de Costa Rica, se reconoce el trabajo del artista costarricense José de Jesús Valerio Arguello, quien forma parte de la lista de imagineros costarricenses que crearon, esculpieron y donaron múltiples piezas religiosas para el culto doméstico y litúrgico de las iglesias del país y de Centroamérica.

La imaginaria católica consiste en el arte de representar los misterios de la divinidad y de las figuras del santoral de la fe cristiana por medio de la escultura.

El artículo fue publicado por Miguel Bolaños Sequeira, Magda Barrantes Campos y Luis Carlos Bonilla Soto, los dos primeros jubilados, y el tercero funcionario de la Curia Metropolitana, precisamente en el área de patrimonio religioso.

 

Gran sensibilidad artística

 

José Valerio Argüello nació el 17 de diciembre de 1862 en Santo Domingo de Heredia, en el hogar formado por Rosario Valerio Ramírez y Francisca Gerónima Argüello González. De ese matrimonio nacieron ocho hijos: Toribio, Juana Balvanera, Francisco, María Estéfana, María de Jesús, María Rafaela, José y Petra Rafaela.

El imaginero José contrajo matrimonio el 21 de febrero de 1887 José en la iglesia parroquial de Santo Domingo con Emilia Rodríguez Elizondo, de 20 años de edad, ambos vecinos de Santo Domingo. De esta unión nacieron diez hijos: Raquel, Otilia, Clementina, Rafael Ángel, Lucila, Alcides, Juvenal, Alicia, Rómulo y Remo.

La sensibilidad de artista de José le permitió reconocer cómo la sociedad costarricense de finales

del siglo XIX e inicios del siglo XX estaba cambiando, y cómo la educación sería el eje principal de ese cambio, por lo que siempre inculcó en sus hijos el estudio y la superación, independientemente fueran hombres o mujeres. Es así como los hermanos y hermanas Valerio Rodríguez, en su gran mayoría fueron profesionales y docentes destacados.

Hoy se conoce poco sobre su vida, por eso dicha revista, recoge parte de su legado, que se desarrolló en el siglo XIX hasta el inicio de la segunda mitad del siglo XX.

En sus 67 años de incesante labor, aun no se han podido determinar cuántas obras fueron ejecutadas por Él. Las últimas de su legado datan de 1944. Se dice que era muy famoso, al igual que los imagineros Miguel y Serapio Ramos, así como José Zamora.

Según explica la publicación el proceso de creación de imaginera católica en Costa Rica, en el periodo de trabajo del imaginero José Valerio se remite a los talleres fundados alrededor de la figura de un maestro, quien instruía a los aprendices por medio de la enseñanza de las técnicas requeridas para la confección de las esculturas para el culto, ya fueran de bulto redondo (figuras de gracia) o de candelero (figuras de bastidor para vestir), principalmente en dos áreas: la talla en madera y el policromado.

Se contabilizan 28 obras escultóricas individualizadas, las cuales incluyen tres conjuntos del nacimiento o pasito tradicional costarricense, que se tiene la certeza que fueron realizadas por José Valerio, ya fuera por su firma plasmada o por comprobación de herencia familiar.

Luego se realizó una selección de 40 obras dentro de las colecciones de la Arquidiócesis de San José y la Diócesis de Alajuela, cuyas características y ubicación pudieron estar asociadas al artista en cuestión.

 

Estudioso y apasionado

 

Su vida estuvo dedicada al arte y fue un apasionado de su trabajo. No se tiene conocimiento de cómo aprendió su oficio, pero se sabe que siempre estaba estudiando aspectos relacionados con el tema. Hasta en los últimos años de vida se mantuvo activo profesionalmente, aunque por temporadas cortas, residió en Tilarán, Cañas, Alajuela y Heredia. Después de tan amplia y profusa actividad artística, murió en julio de 1946, a los 84 años de edad.

Parte de su legado se puede apreciar en un catálogo de la exposición de la obra de este que data del 7 de diciembre de 1978 al 7 de enero de 1979 en la Sala Julián Marchena del Museo de Arte Costarricense en la Sabana, se detectan 22 temas distintos entre las cuarenta obras exhibidas las cuales fueron elaboradas entre 1879 y 1944.

Destacan entre ellas el Dulce Nombre, el Cristo agonizante / crucifijo, Corazón de Jesús, Jesús (no especifica advocación), Niño Jesús, Nazareno, “Paso” (conjunto del nacimiento, Inmaculada Concepción, Virgen Dolorosa, Virgen del Socorro, la Virgen del Carmen, San José, Santa María Magdalena, San Joaquín, Santa Ana, Santa Cecilia, San Blas, San Cayetano, Santa Teresita, Santa Marta, San Antonio, San Rafael Arcángel (con y sin Tobías).

Entre los rasgos distintivos de la obra escultórica de Valerio Argüello se encuentra su trabajo fino y muy marcado en cabelleras, barbas y pliegues de las vestimentas, así como el diseño de las flores sobre los dorados en la policromía. Estas características pueden facilitar futuras comparaciones y establecer rutas de identificación de otras obras de imaginería de su autoría, para lo cual es necesario una triangulación con otros tipos de información histórica (documental y oral), que permitan establecer conexiones entre las obras y los contextos en los que se hallan o se han encontrado.

 

Laura Ávila Chacón

Periodista, especializada en fotoperiodismo y comunicación de masas, trabaja en el Eco Católico desde el año 2007.

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