La Dra. Emilce Cuda es la actual Secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) de la Santa Sede, recién nombrada por el Papa Francisco, en lo que se convierte en todo un hito histórico para las mujeres de la región.
Ella participó de la Asamblea Eclesial Latinoamericana la semana pasada donde, como teóloga moral, pudo aportar toda su experiencia y conocimiento en la meta compartida de hacer que la Iglesia latinoamericana recupere el ardor misionero y su carácter discipular tal y como se quiso en el año 2007 en la Conferencia General del Episcopado de Aparecida, Brasil. Con ella conversamos y el siguiente es un extracto del diálogo:
Doctora, ¿cómo llega a la teología moral, siendo que no es común que haya mujeres especialistas en esta materia?
No solo es que no haya muchas teólogas, en general no hay muchos teólogos laicos, porque la teología es una disciplina académica que tiene espacio en las universidades y en los centros de investigación más vinculada al proceso de formación para el Orden Sacerdotal, y los laicos generalmente pues buscan otro tipo de formación. Hay que tener pues, vocación para ser teólogo. Dentro de ese campo hay pocas personas y mujeres menos, porque, en particular la teología moral, es un campo que tiene que ver con la política y con lo que la gente más conoce que es la bioética, todo lo que tiene que ver con aborto, eutanasia, matrimonio y familia, y está la teología moral social que se ocupa del trabajo, de la economía, de la política y ahí somos muy pocos, y es duro porque incluso cuando nuestros pares, cuando nos dedicamos a la teología moral social, que es donde cae la Doctrina Social de la Iglesia, nos dicen que eso no es teología, que es política, tal es así que colegas míos me presentan como politóloga y no entienden que una de las áreas de la teología es la moral social.
Sin embargo, es la visión que comparte el Santo Padre Francisco…
Así es, el Santo Padre está comprometido con la Doctrina Social de la Iglesia como corresponde, muy interesado en la moral social, y no por eso desinteresado de otras, por ejemplo, él dice que la crisis ecológica y socio ambiental y que para solucionar el problema ambiental hay que solucionar el problema social porque tiene raíces humanas, entonces es ahí donde entra la teología moral social y tiene que ver con un compromiso con la gente, el problema del sufrimiento que a mí me preocupó desde pequeña.
¿Cómo la toma el nombramiento del Papa?
La verdad no lo esperaba, yo hice colaboraciones muchas veces con el Vaticano y con el dicasterio en temas específicos, pero esto es diferente y muy nuevo, pero por supuesto estuve feliz porque el Papa haya reconocido mi trabajo, eso fue la gran novedad para mí y para mi familia, yo asustada por la misión, pero sabiendo que la gracia del Espíritu Santo nos va a acompañar a mí y a mi compañero Rodrigo Guerra.
¿Cuáles son los primeros planes en este nuevo servicio?
Este puesto es novedoso porque para los que no saben, la Pontificia Comisión para América Latina pertenece a la Comisión para los Obispos, que es el gobierno de la Iglesia, y Latinoamérica es la única que tiene una comisión especial, entonces tanto para Rodrigo como para mí la misión nos la dio el Santo Padre, que es poner en práctica la unidad en la diferencia, ambos somos personas distintas pero reconocidas en la región así que hemos asumido con mucho compromiso eso, dialogando y dividiéndonos funciones, lo mío es el trabajo con las bases, con los movimientos populares, las comunidades eclesiales de base, las organizaciones políticas y con la academia.
¿Cómo ves el tema de la mujer en la Iglesia, que ha salido en la Asamblea Eclesial como un desafío común en la región?
Lo que yo pienso del reconocimiento de la mujer, no solo en la Iglesia, sino en el mundo secular en general, no es que la mujer no está o que no participa en la Iglesia, está, por eso la Iglesia funciona, las mujeres están sosteniendo la Iglesia, las mujeres sostienen la vida cotidiana de los obispos, de los sacerdotes y de los cardenales, y no se si los demás no las ven, pero yo las veo a cada lugar que voy, del mismo modo en la Iglesia en Latinoamérica las mujeres son las que están dando de comer a los pobres, organizan las comunidades, son la primera barrera de contención para que el narcotráfico no se lleve a los jóvenes, las mujeres están sosteniendo a la Iglesia en todos los sentidos, pero están invisibilizadas institucionalmente, cuando tienen que estar reconocidas legal y económicamente , tienen que desarrollar actividades laborales en condiciones de empleo asalariado y con protección social, porque no puede la Iglesia hablar del trabajo y la dignidad humana si las mujeres que sostienen la Iglesia trabajan de forma oculta, informal, haciendo tareas de limpieza, de reciclaje de la vida sin estar registradas legalmente en ningún lado. Por eso, las mujeres que queremos defender a la mujer, lo primero que tenemos que cuestionar es cuando se dice que la mujer no está en la Iglesia, porque sí está, pero hay que visibilizarla de manera legal y económica.
“Las mujeres que queremos defender a la mujer, lo primero que tenemos que cuestionar es cuando se dice que la mujer no está en la Iglesia, porque sí está, pero hay que visibilizarla de manera legal y económica”.
Dra. Emilce Cuda
Pontificia Comisión para América Latina
