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Primera expedición por el Pacífico de Costa Rica. Art. 17.

By Pbro. Fernando A. Vílchez C. Junio 18, 2020

Es probable que en 1519 por primera vez algún o algunos misioneros estuvieran al menos de paso por nuestro territorio.

Luego de su breve paso por Costa Rica en 1502, Cristóbal Colón (1451-1506) y sus hombres continuaron su marcha hacia la actual Panamá y no regresaron nunca más. En ese momento en nuestro territorio no hubo permanencia de españoles. Por ello, el primer encuentro con tierras costarricenses no tuvo consecuencias inmediatas, la premura del encuentro español con lo que serán las tierras costarricenses, no significó lo mismo para su posterior “conquista y población” por parte de los peninsulares; pues no tiene lugar aún el inicio de la conquista y, por tanto, tampoco de la cristianización de nuestro territorio.

La conquista del territorio que hoy es Costa Rica -haciendo la excepción de Nicoya, como veremos más adelante- comienza propiamente ya entrado el año 1560, contrariamente a cómo sucedió en el resto del istmo centroamericano, cuya conquista inicia a principios de la década de 1520. El proceso de población de Panamá comienza en 1508, el de Nicaragua en 1524, mientras que Costa Rica se mantiene sin explorar, ni conquistar, ni poblar y, por tanto, sin pertenecer a ninguna de las dos jurisdicciones vecinas, ni política ni eclesiásticamente.

Antes de 1560, en el territorio de Costa Rica se dan sólo intentos aislados de exploración y no podemos hablar aún de conquista y, por tanto, tampoco de proceso de cristianización. Entre 1502 y 1560, solamente tienen lugar intentos de exploración y de conquista de lo que será Costa Rica, tanto por el Caribe como por el Pacífico, venidos en su inmensa mayoría desde Panamá. En estas incursiones de exploración, encontraremos la presencia de sacerdotes que acompañan a los conquistadores y realizan alguna labor a favor de la conversión de los indígenas, pero no se trata de nada sistemático ni constante y mucho menos permanente.

Mencionamos solamente algunos de esos intentos dada su significación histórica para nuestra paulatina configuración eclesiástica.

Luego de un convulso proceso de configuración civil, en 1513 la Corona española envió una expedición al mando de Pedro Arias de Ávila (1440-1531), conocido como Pedrarias Dávila, a Castilla del Oro -nuevo nombre que se le dio a la “Tierra Firme”, que corresponde en buena parte a la actual Panamá-, de la que fue nombrado Gobernador y Capitán General (1513-1525), por Real Cédula en Valladolid del 27 de julio de 1513, sin definir claramente los límites de su gobernación.

Vaga decir que Pedrarias luego será también el primer Gobernador de Nicaragua (1527-1531) y que es conocido como “Furor Domini” -“La ira de Dios”-, dada su probada crueldad.

Pedrarias Dávila llega a su gobernación el 30 de junio de 1514, en compañía del franciscano Fray Juan de Quevedo (1513-1519), primer Obispo de la diócesis que había sido creada en Santa María la Antigua del Darién, el 9 de setiembre de 1513, en la región de Urabá, en el límite caribeño de las actuales Panamá y Colombia -primera Diócesis erigida en territorio continental, que no incluye, ni incluirá nunca, el territorio de lo que será Costa Rica-.

Recordemos, como ya habíamos explicado, que las diócesis americanas las erigía la Santa Sede ante solicitud de la Corona española, que no se señalaban sus límites, sino que se consideraban las quince millas alrededor de la sede y, paulatinamente, conforme se iba conociendo el territorio, la misma Corona española por concesión de la Santa Sede, establecía los respectivos límites, siendo la mayoría de las veces más demográficos que geográficos.

Sin duda que, las noticias difundidas sobre la supuesta abundancia de oro en estas tierras, suscitaba el interés de la Corona española en ellas, uniéndose también el mejor conocimiento de su estratégica posición geográfica, sobre todo después del hallazgo para Europa del Océano Pacífico -llamándose entonces “Mar del Sur”-, por parte de Vasco Núñez de Balboa (1475-1519), el 25 de setiembre de 1513, quien en 1511 había sido nombrado Capitán y Gobernador interino, y quien por las disputas con el ahora Gobernador designado, fue ejecutado por orden del mismo Pedrarias Dávila el 13 de enero de 1519.

El 15 de agosto de 1519 Pedrarias Dávila traslada Santa María la Antigua de Darién a lo que es la actual ciudad de Panamá, ahora en el Pacífico, y en el mismo año puebla la ciudad de Nombre de Dios en el Caribe.

Siempre en 1519, el Lic. Gaspar Espinoza (h.1467-1537) realiza, por comisión del Gobernador, una expedición partiendo de Panamá por el Pacífico hacia el oeste, deteniéndose en Punta Burica por el mal tiempo y el recargo de las naves -construidas antes por el ya ejecutado Vasco Núñez de Balboa-. Espinoza se dirige al interior del territorio, y entra en contacto con el Cacique Natá, donde posteriormente, el 20 de mayo de 1522, Pedrarias fundará la ciudad de Natá de los Caballeros, límite oriental de Panamá.

Fueron por tanto los tenientes de Espinoza, Juan de Castañeda y Hernán Ponce de León, quienes continuaron la empresa y fueron así los primeros españoles que llegaron al Golfo Dulce y al Golfo de Nicoya, entre agosto y octubre de 1519, arribando también al lugar del actual Puerto Caldera, que llamaron San Vicente.

Mencionamos esta expedición de 1519 por ser la primera de alguna manera organizada que se realiza en tierras costarricenses, aunque será tan sólo un reconocimiento del terreno, pues dichos tenientes no logran iniciar la conquista por la fuerte y valerosa resistencia indígena que encontraron, habiendo continuado la expedición con tan sólo cuarenta hombres. Sin embargo, como era la práctica en ese momento, sí logran tomar prisioneros algunos indígenas que servirán como guías e intérpretes en empresas posteriores.

Además, por el contexto que ya conocemos, es muy probable que en esta expedición participara uno o varios sacerdotes y, de ser así, serían los primeros misioneros presentes en nuestras tierras, aunque nada se sabe a ciencia cierta de lo realizado por ellos. Nos permitimos hacer dicha suposición por el hecho, ya indicado, de que en el contexto histórico en el que estamos, fruto del mandato evangelizador de las bulas alejandrinas, conquista y cristianización marchan de la mano, por lo que los expedicionarios se comprometían a poner todos los recursos a su alcance para que “la conversión de los naturales” fuera una realidad, con la participación de sacerdotes seculares o religiosos en las empresas de conquista. En este caso, de ser así, fue un tan sólo encuentro rápido y pasajero.

Last modified on Sábado, 20 Junio 2020 19:05

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